lunes, 29 de noviembre de 2010

Todos somos diferentes

Acabo de leer una noticia en un diario, que me ha parecido algo anacrónica para estos tiempos. Ha ocurrido en Kenia, donde el primer ministro  ha mandado arrestar a todas las parejas de homosexuales.
Nunca he estado de parte de quienes viven pendientes de la orientación sexual de los ajenos, porque pienso que la persona es un compendio de cientos de valores, entre los que la sexualidad, ocupa una mínima parte del porcentaje total. Nunca me ha parecido bien que la gente tenga que salir del armario públicamente, cuando la sexualidad debería quedar en el ámbito de la vida privada o social, pero como la cosa más normal del mundo. ¿Acaso los heteros vamos pregonando que lo somos?¿entonces por qué deben hacerlo los homos? Es algo que no he entendido nunca, esta especie de discriminación, que los enmarca como algo no deseable o antinatural, cuando cada cual debe seguir la sexualidad, que se le ha otorgado por natura, sin que nadie se rasgue las vestiduras por ello.
Los que se aferran a la contra naturalidad de la homosexualidad, no se han parado a pensar que para los homos, la contra natura es la de los heteros. ¿Entonces dónde está el problema? Si para cada cual la contra naturalidad reside en polos opuestos, nadie se equivoca o todos nos equivocamos. ¿No sería mejor respetar a cada cual y que cada cual hiciera con su sexualidad, lo que le mandara su naturaleza?
Yo nunca he valorado a la gente en función de su orientación sexual, sino en función de su bondad, inteligencia,discreción etc. Que ya vale de escandalizarse por nimiedades, que es muy fácil convivir respetando a quienes nos rodean, aunque no compartamos su estilo de vida. O ¿acaso hay alguien que guarda  la verdad plena en su armario?
La homosexualidad no es una perversión, como pretenden muchos, equiparándola por ejemplo a la pederastia, que sí  lo es.
Desde este espacio siempre se defienden las libertades y entre ellas la libertad a ejercer la propia sexualidad, sin que nadie se quede mirando a nadie como un bicho raro, sólo por ser diferente. Porque en ese caso, todos lo somos. Todo depende del cristal por donde mires.