domingo, 29 de diciembre de 2013

Así se murió mi abuela

     Cada año por estas mismas fechas la gente se afana en hacer exámenes de conciencia que no sirven para nada; yo siempre he pensado que mejor que dedicarse a estos exámenes, de la misma manera que te propones ir al gimnasio a rebajar unos kilos o  seguir una dieta, sería menos agobiante y más provechoso hacer cada día las cosas lo mejor que sabes. Porque lo poco se hace mejor que lo mucho. Lo del gimnasio y la dieta es como pretender aprobar el examen a última hora, o sea una necedad.
     Lo que la mayoría de la gente olvida es que después de esos buenos propósitos está el día a día. Ah, pero eso es otra cosa.
     Como les pasaba a la cigarra y a la hormiga de la fábula haciendo una interpretación clásica de la misma; seguro que la hormiga no tenía que hacer nunca acopio de buenos propósitos y seguro que la cigarra cada año, al empezar el invierno se proponía que no le pasaría lo mismo en inviernos sucesivos. Pero llegaban uno tras otro un sin fin de inviernos sin ponerse manos a la obra.
     Lo malo de las cigarras es que siempre piensan que si se ven apuradas alguna hormiguita les ayudará, pero lo que no saben es que llegado el momento a la hormiga no le quedarán fuerzas ni ganas para hacerlo, ya que habrá pasado duros meses trabajando para hacer acopio de alimentos para el invierno.
     Me joroban un montón las personas que se pasan la vida diciendo, tenemos que hacer esto, tenemos que hacer lo otro, mientras otras personas que no dicen nada  lo hacen; y lo malo es que son incapaces de darse cuenta de que mientras ellas hablan como cotorras frases sin sentido, otra gente tiene que hacer de más lo que ellas hacen de menos.
    Pero la vida es así y cada cual obra, no según su conciencia, sino según como es, según como vive, en definitiva según sus experiencias. Las experiencias nos hacen a cada uno, lo que ocurre  es que hay gente que no se entera de que no tenemos por qué tener las mismas experiencias, y lo juzgan todo según  su prisma sin ver más allá que lo que tienen enfrente, como los burros.
     Y como cada año, llegada esta fecha, nos decimos a nosotros mismos "a ver si este año me trae algo bueno", sin acordarnos de que somos nosotros quienes tenemos que hacer eso bueno y no esperar que nos llueva del cielo; porque llover lo que se dice llover del cielo, llueven nubarrones, que las cosas buenas como no las propiciemos ya las puedes esperar ya, que en lo mejor de los casos puedes terminar diciendo "así se murió mi abuela...esperando"
   
 Así que FELIZ AÑO A TODOS  y que en 2014 sepamos ser mejores personas.

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viernes, 27 de diciembre de 2013

"SI" (Richard Kipling) Un poema que me encanta


Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa;
si puedes confiar en tí mismo cuando los demás dudan de tí,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;
si puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio,
y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduria...
Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso (desastre)
y tratar a estos dos impostores de la misma manera;
si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho:
tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios,
o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas...
Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza,
excepto La Voluntad que les dice "!Continuad!".
Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud 
o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser;
si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte,
si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
si puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más, serás un hombre, hijo mío.

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