viernes, 27 de septiembre de 2013

Cuando el alquitrán sigue invadiendo los caminos

Hace unos años, concretamente en 2007 el alquitrán comenzó a invadir los caminos y a teñir de negro senderos del Pirineo. Seis años más tarde este afán por al alquitrán aparece  de nuevo conquistando un sendero más, que ha dejado de serlo. Se trata de la pista que recorre el parque de Arratiecho en Biescas desde la carretera de Ordesa hasta donde confluyen los caminos de Orós, Biescas y  del cementerio. De este modo el agradable paseo por esta zona ha dejado de serlo, y no lo digo solo por el olor a alquitrán, sino también por la bofetada que supone a la naturaleza esta negra y pegajosa capa en el camino.
Solía ir a diario varias veces con mi perrita Chula, allí corríamos y jugábamos hasta el agotamiento, pero el duro asfalto es una lija para las patitas de los animales, así que dejaremos de ir tan a menudo como solíamos, que ya el otro día nos costó duro trabajo despegar el alquitrán de las patas de Chula.
Arratiecho ya no es lo mismo porque se ha convertido en un parque que ha dejado de serlo; primero fue la invasión de las tirolinas, con su cerca de alambre, ahora el negro alquitrán.  Yo me pregunto ¿Qué será lo próximo?
Poco a poco nos estamos cargando la naturaleza, algún día pagaremos las consecuencias. ¡Qué pena que cuando llueva en Arratiecho ya no olerá a tierra mojada!
Y mientras tanto el sendero que conduce a la casita de las brujas, que está situado en lo alto del barranco de Arratiecho,  sigue invadido por el quitamiedos de la carretera, ya hace meses que tenemos que saltar por encima para poder acceder a él, con el consiguiente peligro que supone para transeúntes y vehículos ¿Es que tendrá que haber algún accidente grave para que vuelvan a abrir el paso? 
Dentro de nada en lugar de llamar a este sitio "parque de Arratiecho" le llamaremos "parque de las incongruencias" porque huele a incongruencia ver un parque con alambradas, con alquitrán y con senderos ahorcados por la terrible actuación de los humanos.
Seguro que hay una explicación para todo esto.....pero no quiero conocerla.

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sábado, 7 de septiembre de 2013

Burros, incompetencias, y demás desastres hospitalarios del mes de Agosto

El hecho no tendría mayor trascendencia  si fuera un caso aislado, pero como me consta que no lo es, quiero hacerme eco de un asunto importante que está pasando en alguno de nuestros hospitales, gracias, seguramente, a la política de recortes de nuestro presidente del gobierno.
Atónita me he quedado con mi última experiencia hospitalaria en la que he podido presencia toda la evolución por la que una persona, muy allegada a mí, ha tenido que sufrir en el Miguel Servet de Zaragoza.
Acudió a urgencias en ambulancia, ya que es una persona impedida, por orden de su médico de cabecera o de familia, como los llaman ahora. Una vez visitado, los médicos de urgencias vieron necesario un ingreso hospitalario para aplicarle el tratamiento necesario. 
La cosa no tendría mayor importancia si no fuera porque esta persona, de más de ochenta años, tuvo que permanecer tres días en urgencias en una sala múltiple esperando una cama. Una gran aberración si consideramos el estado y la edad de dicha persona; y eso que dicen que tenemos la mejor seguridad social del mundo (¡cómo serán las otras!).
A los tres días le asignaron una cama y allí comenzaron el resto de las atrocidades, porque el trato sin ser indigno, dejó mucho que desear. Después de advertir la familia al personal médico de la planta que el paciente llevaba más de tres días sin hacer sus necesidades, fue todo un calvario para conseguir que les hicieran caso; la primera enfermera a la que se lo dijeron les respondió que tuvieran paciencia que había otras prioridades. Y teniendo en cuenta que el paciente estaba atravesando un episodio de encefalopatía, que requería tener el intestino limpio para la recuperación, no entiendo qué prioridades podía haber para desatender a este paciente en algo tan fundamental; o la enfermera no se había leído la patología (cosa que debería hacer) o el día que daban la encefalopatía ella no fue a clase, o era una incompetente de mucho cuidado. Pero la cosa no terminó allí porque al día siguiente se le comentó el tema a uno de los médicos y les aseguró que le aplicarían un enema, pero pasó el día siguiente y el otro y uno más sin que tal hecho se llevara a cabo; volvieron a requerir al médico que el paciente llevaba ocho días sin hacer de vientre y éste aseguró que tres días antes había ordenado el enema, pero curiosamente la orden no llegó al ordenador de enfermería. Puestos a la obra esa misma tarde finalmente le pusieron el enema y otro al día siguiente. Una metedura de pata importante si es verdad que nuestra seguridad social es tan buena como dicen.
Pero la cosa no terminó allí, digamos que un tal jueves el personal de enfermería comprobó que la vía que llevaba colocada el paciente no estaba funcionando como debía y decidieron cambiarla de lado, pero ante la imposibilidad de encontrarle un nuevo sitio en todo su cuerpo para colocársela (aunque tampoco estuvieron mucho tiempo intentándolo), dedicieron pasarle a medicación oral y teniendo en cuenta que el paciente no podía tragarla (eran unas pastillas como torpedos) fue una decisión muy acertada.
Ese mismo día le subió la fiebre a más de 38 grados, le dieron paracetamol y antibiótico y todo resuelto, y digo todo resuelto porque ante el asombro de la familia y del personal de planta, al día siguiente tras la visita del médico, éste se acercó a la hija del paciente y sin mirarle siquiera a los ojos (debía ser muy tímido) le dijo que como ya no llevaba goteros que le daban el alta para que continuara el tratamiento en casa. Desde hacía horas la familia estaba oyendo desde la habitación cómo llamaban al control desde urgencias solicitando camas.
La cosa era más que evidente.
Ignoro si la persona que ocupó después esa cama estaría más grave  que el que desalojaron, pero la cosa es que la sensación de que te han tratado como a un borrego no se la quita nadie porque para la familia de este paciente ésta ha sido una experiencia negativa, por el mal trato recibido y por comprobar que el descontrol que había en el hospital no puede llevar a nada bueno. Esperemos que una vez pasado el mes de Agosto y regresado todo el mundo de sus vacaciones haya vuelto la normalidad a los hospitales, si puede hablar de normalidad después de los descalabros que el presidente está haciendo con los recortes en los hospitales.
Y para terminar una pregunta al señor Rajoy  ¿Usted permitiría que tuvieran a su padre tres días en urgencias esperando una cama y que después le trataran como a este paciente? ...PUES EL RESTO DE LOS ESPAÑOLES TAMPOCO.

(consejos para los pacientes que tienen venas difíciles: cuando vayan a ponerle una vía, relájese y distraiga su mente para facilitar el trabajo, no sea que le toque algún borrego que no sabe poner vías y al día siguiente le manden a morirse a su casa)

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lunes, 2 de septiembre de 2013

Fuera síndromes y feliz regreso

Con el comienzo del mes de Septiembre terminan las vacaciones de la mayoría, y, mucho me temo que, como todos los años, los telediarios y demás prensa hablada o escrita nos inflen con el famoso tema de la depresión post vacacional y cómo superarla. El tema no estaría mal, a pesar de lo reiterativo que supone, si no fuera porque en un país con casi seis millones de parados es una insensatez hablar de la depresión por volver al trabajo. 
Yo animo, apoyada por mucha gente, a que toda esa gente que sufre por el fin de las vacaciones, que se queden en el paro y así sabrán lo qué es de verdad una depresión, cuando no tengan con qué alimentar a sus hijos o con qué pagar las facturas y las hipotecas. 
En lugar de sentirse deprimidos deberían pensar que gracias a sus vacaciones algunas personas han podido trabajar, algunas que por cierto ahora con el fin del verano  quedarán en desempleo,  en lugar de lamentarse porque se les hace cuesta arriba volver a la rutina laboral. 
Pero la gente es sensata, yo creo que la mayoría, aunque la prensa nos sature con el famoso síndrome, se da cuenta de la realidad y sabe agradecer poder disfrutar de un puesto de trabajo y de unas merecidas vacaciones, sin rasgarse las vestiduras por el regreso al trabajo.
Feliz regreso a todos.

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