martes, 22 de diciembre de 2015

Carta de un niño a la Navidad.


Este relato me lo inspiró un niño al que escuché un día........porque ni no sabemos cual es el espíritu de la Navidad quizá esto sea una muestra. 

"Querida navidad: hace tiempo que oigo hablar de ti y veo a toda la gente ilusionada, preparando comilonas y comprando regalos para las personas que quieren. Mi madre me ha dicho que les escriba una carta a los Reyes Magos, pero ella, mejor que nadie sabe que no serviría de nada. Porque esos famosos Reyes no pueden traer lo que yo quiero.

Tengo doce años y muchas ganas de vivir, por eso los Reyes no pueden cumplir mi deseo. Recuerdo, cuando era más pequeño, y todavía creía en ellos, la ilusión que me hacía esperar su llegada, imaginándolos cargados de juguetes para todos, entrando por las ventanas de las casas para dejarlos cuidadosamente sobre los zapatos de los niños. Recuerdo que les dejaba junto a mis zapatos unos trozos de turrón y un vasito de moscatel para que cogieran fuerzas para el camino. Recuerdo, que a la mañana siguiente me levantaba nervioso con la impaciencia de ver mis regalos cuanto antes. Y corría hacia el comedor, y cuando llegaba junto al árbol, donde había colocado mis zapatos, las piernas me temblaban y la ilusión se me salía del corazón. Abría todos aquellos paquetes impaciente y uno a uno los iba examinando minuciosamente. Recuerdo la cara de satisfacción de mis padres y las lagrimillas de mi madre por verme tan feliz.
Pero ahora me parece que aquellos días quedan ya lejos y que no volveré a ver situaciones parecidas. Apenas tengo fuerza para mantenerme en pie.Mi madre me dice que se me pasará, que pronto me pondré bien, pero , aunque simulo que le creo, se que nunca me curaré. Ayer, escuché cuando hablaba con mi médico y le decía que no había funcionado el tratamiento con la quimioterapia, que el mal estaba demasiado extendido y que no podía hacerse nada más, que a lo sumo me quedan seis meses de vida. Y será cierto, porque algo en mi interior me dice que éstas van a ser mis últimas Navidades.
Por eso no quiero escribir mi carta este año, porque lo que yo les pediría es vivir, y no está a su alcance comprarme un poco de vida. ¡Ojalá la vida se comprara en los supermercados o en las tiendas de chucherías! Que cada día con mi propina iría a la tienda y me compraría un día más y al día siguiente volvería y compraría otro día más, y me las ingeniaría para convencer a mi madre cada día para que me diera dinero para comprarme un día tras otro. Y cuando me preguntara en que me gastaba tanto dinero le diría que me estaba comprando vida. ¡Qué fácil sería si fuera así! Pero la vida no está en las estanterías de las tiendas y nadie puede hacer nada para que viva un poco más.
Querida Navidad, ésta es la última vez que voy a celebrarte. Y siento pena por mis padres, por mi hermanita, por mis amigos, a quienes no volveré a ver. Me entristece, que nunca podré ver la carita de ilusión de mis hijos, que no llegaré a tener,   cuando se aproximen al árbol y desenvuelvan sus regalos el día de Reyes.

Mis padres y mi hermana no tienen que saber que lo sé todo, por eso disimularé para que esta última Navidad sean felices y así nos sintamos bien todos juntos. Por eso quiero pedirte, querida Navidad, que ésta sea la más feliz de nuestra vida, que mis padres no sufran mucho con mi muerte, y que les convenzas de que siempre estaré a su lado, que mi hermanita siempre me recuerde como el compañero de juegos que siempre fui para ella, como su confidente fiel, como el encubridor de sus travesuras, que velaba por ella a todas las horas, en fin, como el buen hermano que he querido ser siempre para ella. Esta mañana al ver el Nacimiento en la entrada de mi casa, he recordado la primera vez que lo pusimos mi hermana y yo, ella empeñada en colocar unas muñecas barriguitas en mitad del puente que llevaba al portal y yo negándome a ello. Me ha dado pena recordar que no le hice caso, porque ahora me doy cuenta de que aquel gesto no era tan importante como yo pensaba. Si pudiéramos retroceder en el tiempo colocaría sus muñecas en mitad de aquel puente ¡claro que si, las colocaría! Y colocaría unas ovejitas, una cabra, mi perro, y también un niño enfermo como yo, que se curase al besar el pie del Niño Jesús. Y ese niño regresaría sano a casa y se abrazaría a sus padres y a su hermanita y les diría: ¡alegraros conmigo, el Niño Jesús me ha curado! Ellos se emocionarían y le llenarían de besos y llorarían de alegría.
Pero esto es la vida, querida Navidad, y dentro de poco se apagará el hilo de vida que me queda, y cuando mis padres y me hermana me vean dirán: “parece dormido” y así paliaran un poco su dolor.
Yo te pido, Navidad, que cuando ese momento llegue, a ellos les parezca que solo me he dormido y que cualquier día volveré a despertar. Y despertaré dentro de sus sentimientos, permaneciendo acurrucado en un rincón de sus corazones. Yo solo quiero eso, Navidad, que sepan que nunca me separaré de su lado, para que no lloren mi ausencia. Voy a rebuscar entre los trastos viejos de mi hermana y voy a intentar recuperar esas barriguitas, las colocaré en mitad del puente que va hacia el Portal y seguro que le doy una gran alegría. Seguro que se la doy. Así parecerá que no pasa nada, que la vida siguen tal cual y que todos seremos felices eternamente. Muy felices."


¡Feliz Navidad a todos!

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lunes, 14 de diciembre de 2015

Yo soy, tu eres, él es. El afán de llevar la contraria.

Parece que en Internet estemos siempre en guerra unos contra otros; nunca llueve a gusto de todos; siempre hay una mitad que critica a la otra mitad. No han dicho unos "a" que surgen  defensores de "b" o viceversa. Parece ser que hay quienes piensan que todos debemos pensar lo mismo, reivindicar lo mismo, sentirnos igual ante lo mismo. Y no hace más que aparecer un comentario para que pronto aparezcan cual defensores de lo indefendible, echando por tierra empuñando sus armas de intransigencia e intolerancia, ante los que se permiten pensar libremente.
     Primero fueron los comentarios del niño sirio que apareció muerto en la playa, frente a los que no tardaron los de quienes apelaban a la cordura, recordándonos que miles de niños mueren a diario en las guerras; ahora han muerto dos españoles en un atentado y han aparecido quienes han criticado a los "soy París"  por no haber puesto ahora  "soy España" por los dos militares muertos en el atentado de Kabul. Y digo yo ¿Quienes son ellos para decirnos lo que debemos ser o no ser y sobre todo lo que debemos o no escribir? 
Yo les instaría a esta pandilla de intolerantes que se miraran la viga de su ojo, porque es posible que encontraran un medio mejor de reivindicar lo que quisieran  sin mofarse de quienes comentan lo que creen oportuno. Porque ¿Acaso está escrito o mandado en alguna parte que debemos ser todos iguales, que tenemos que pensar lo mismo, que tenemos que sentirnos igual? 
Son batallas del siglo XXI nada fáciles  de lidiar, mientras haya quienes se crean dueños de este mundo virtual, donde en definitiva nadie tiene razón o todos la tienen, porque ya lo dijo Ramón Campoamor:  "en este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que mira" O lo que es lo mismo, todo es subjetivo y nadie es mejor ni peor por reivindicar cosas diferentes. 
Seguro que si hubiera habido un millar de "soy España" también hubieran tenido algo que decir. Porque los tocapelotas hablan por hablar con  tal de llevar la contraria. 

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domingo, 1 de noviembre de 2015

Algunos vuelven. (Reflexión de andar por casa sobre la muerte)

Y digo yo ¿Acaso solo veneramos a los muertos en los cementerios? Parece ser que mucha gente piensa que sí. Personalmente no me dicen nada los cementerios, no porque no hablen, que no hablan, al menos como suele hacerse, sino porque además de silencio, poco puede encontrarse allí. 
¡Ah! ¡Están los restos de nuestros difuntos! Lo que ocurre que los restos son solo restos. Lo que de verdad importa de los difuntos es lo que eran, o lo que fueron, la huella que dejaron en nosotros. En definitiva su espíritu.
Y su espíritu no yace precisamente en un cementerio. 
Por eso no me dice nada llevar flores a un trozo de tierra bajo el cual yacen mis difuntos, de los cuales probablemente no quede nada hace tiempo. Mi madre que en paz descanse siempre decía que cuando muriera no le lleváramos flores, que las flores se marchitan, que rezáramos porque las oraciones las recoge Dios.
Lo malo que tampoco rezo, al menos como se reza tradicionalmente; eso de ensartar avemarías hace tiempo que dejó espacio en mi vida. Sin embargo tengo la costumbre de hablar con los muertos y a veces también con Dios, pero a mi manera. 
Cuando mi hijo mayor tenía apenas cuatro años fuimos al entierro de su bisabuelo y al entrar en el cementerio dijo ¡Aquí si que se tiene que dormir bien! Nos quedamos perplejos ante tal ocurrencia que del modo más inocente captó la esencia misma de la muerte: la paz. 
Pero esta paz no es el final, aunque mucho tiempo he pensado que lo era. La muerte no es el final del camino, lo cantábamos en la Iglesia cuando era niña. He tardado años en entenderlo. Ahora lo veo de otro modo porque he tenido certezas de que la muerte solo es una transición, un cambio de estado. 

Dicen que no se sabe lo que hay Más Allá porque nadie ha vuelto para contarlo y que por lo tanto no debe haber nada. Pero se equivocan porque algunas veces los muertos........si que vuelven.

(Que cada cual piense lo que quiera, esta es mi reflexión sobre la muerte)

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jueves, 29 de octubre de 2015

Otoño y ausencia

Los que me conocen saben de sobra que no me gusta nada el otoño, aunque tengo que reconocer que recuerdo a menudo el otoño multicolor de los valles pirenaicos. Aquel otoño donde el tono amarillento y anaranjado viste los montes con sus mejores galas. Aquel otoño cuando al caminar vas pisando bellotas silvestres, hojarasca, cuando el suave calor del día te abandona apenas comienzas a sentirlo, para que te dejes invadir por la temperatura nocturna que comienza a ser algo fría. Las chimeneas humean y el olor a madera quemada llena las calles de esa sensación con sabor a hogar. 
Aquel otoño cuando caen los primeros copos que anuncian la llegada del invierno. 
Alrededores de Ainielle en otoño
Invierno frío del que quise huir. Pero no quise huir del frío de las montañas, sino del hielo que anidó en mi alma motivado por la ausencia y el recuerdo.
Será por eso que no me gusta el otoño. Será por eso.
Hoy he querido escribir porque la cercanía de Noviembre me trae recuerdos, uno bonito, una boda; uno triste, una muerte. En definitiva, ausencia. La ausencia que no me abandona y que me niego  a dejar marchar. 

Será por eso. Será por eso. 

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lunes, 28 de septiembre de 2015

Sopa a la fuerza y si no quieres, toma sopa.

Algunos políticos me recuerdan a aquellas madres de antaño que, cuando sus hijos no querían comer, les cogían la nariz con sus dedos como si fueran pinzas para que, al no poder respirar, abrieran la boca para hacerlo, momento en el cual aprovechaban para introducirles la cuchara en la boca. Y digo que algunos políticos me las recuerdan porque utilizan la misma artimaña para intentar que el pueblo abra la boca para respirar y hacerle tragar sus proyectos. Proyectos  que, queda demostrado por las últimas elecciones catalanas, no comparten la mayoría de los catalanes.
A medio día he escuchado a Mas y sus compinches decir que el resultado de las elecciones y el porcentaje conseguido no es obstáculo para llevar su proyecto independentista a cabo. Por eso veo a  la mayoría de los catalanes que no lo comparten con el babero puesto y a Mas con la cuchara en la mano intentando hacerles comulgar con ruedas de molino.

 Me cuesta creer que Mas no se haya dado cuenta de que esto es una democracia; es posible que necesite que alguien le explique el significado de esta palabra porque creo que lo desconoce, tan listo que se cree. Porque a pesar de que la mayoría de los catalanes no quieren sopa, se la pretende meter con embudo, quieran o no, porque le da la gana.
De lo que no parecen darse cuenta los independentistas es que si el pueblo no quiere seguir adelante por ese camino lo normal es  no seguir; pretender lo contrario sería volver a la época de los bárbaros y retroceder cientos de años. 
Y hablando de retroceder, por mucho que se retroceda jamás encontrarán los catalanes el momento en que Cataluña era reino ni nada parecido, ya que como la misma historia dice no pasó de ser un condado. O sea, un premio de consolación para tiempos venideros, que ya han llegado y no se resignan aceptar. Pues se siente, porque se ponga Mas como se ponga eso no puede cambiarse.
Pero como este hombre es como es  y  por su tenacidad enfermiza se diría que parece escapado de un manicomio,  solo le faltará decir y cualquier día seguro que lo dice en televisión que los catalanes que están en contra en realidad están a favor pero lo disimulan. 
Y si no tiempo al tiempo.

P.D.T. Yo me pregunto ¿Tanta corrupción hay en Cataluña para seguir con este tema?¿Qué será lo que no quieren que se sepa?

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domingo, 6 de septiembre de 2015

Dichosos ajos

Es curioso como se nos quedan grabados en la mente algunos detalles insignificantes que ocurrieron en nuestra infancia. Insignificantes y ridículos, diría yo. A veces solo de pensarlo siento necesidad de reír, porque recuerdo uno  de estos que a menudo vienen a mi memoria. Siempre me ha gustado mucho cocinar y he andado metida en la cocina haciendo todo tipo de experimentos culinarios que se me ocurrían. Esto todavía lo sigo haciendo.
     Pues bien, estaba un día ayudando a mi madre a hacer la comida cuando me dio un ajo para que lo pelara. Estaba en ello cuando mi padre regresó de trabajar y me pilló en ese  justo momento. Había comenzado a pelar el ajo y le había cortado el cuscurro que decía yo, esa parte por donde los ajos van unidos entre sí; mi padre, todo serio él, lo cogió y me lo enseñó diciendo "casi te llevas medio ajo con el cuscurro y ese trozo también cuesta dinero".  Mi padre no era tacaño, pero el hecho de tener que mantener nueve hijos le empujaba a hacer este tipo de economías ahorradoras, seguramente intentando darnos una lección para el futuro.Pero no me sirvió de mucho esta enseñanza porque  creo que todos los cuscurros que he quitado en mi vida podría dar de comer a un regimiento. Valga esto como anécdota. 
     Una anécdota que me ha perseguido toda la vida, porque cada vez que he pelado un ajo la he recordado, a veces con rabia, a veces con risa, según me pillara en cada momento. Y es curioso porque de todas las cosas que me enseñó, esta es la que más veces he llevado en la cabeza, aunque no es que me haya servido de mucho. He intentado alejarla de mi, pero ha sido imposible. Aún ahora, cuando hace ya tiempo que ha fallecido, los malditos ajos se siguen rebelando y me siguen recordando que el cuscurro vale dinero. Por supuesto sigo quitando demasiado cuscurro cada vez que pelo uno ¡Dichosos ajos!

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lunes, 31 de agosto de 2015

Toda el agua que no ibas a beber

Cuando el verano tiene los días contados y la gente espera impaciente la bajada de temperaturas vuelvo a reflexionar sobre la relatividad de las cosas de la vida. Depende del lugar donde vivas que desees una bajada del termómetro o, por el contrario, te entristezcas porque el verano ha pasado sin enterarte y con apenas calor. 
He vivido diez años en un lugar donde los veranos eran cortos y los inviernos largos y ahora llevo ocho meses en un lugar donde el verano es largo y el resto del año es otoño o primavera. Claro que hay invierno, pero las temperaturas aquí son más altas que mis últimas primaveras y otoños. 
Por ello me inclino a pensar que todo es relativo, hasta las cuatro estaciones.
He cambiado diez veranos con la chaqueta a mano por un verano en tirantes a cualquier hora; ahora mismo estoy sudando mientras se desploman las temperaturas en la mitad norte. Por aquí sigue el calor, tanto que aunque bajen las temperaturas el calor no nos abandonará tan fácilmente.

Y tan  relativo como el clima lo es casi todo en la vida (esta cabra loca ya se va para el monte) y por ello aquel refrán que dice "no digas nunca de esta agua no beberé" deberíamos meditarlo a menudo ¿No te ha pasado nunca en la vida que llegando a un punto te preguntas cómo he venido a parar aquí? La respuesta es clara, has llegado allí bebiendo toda el agua que decías que no ibas a beber. Te has bebido hasta el último trago como el que no quiere la cosa y has transformado tu vida a fuerza de sorbos y más sorbos. Vamos que al Ebro no le quedaría ni gota como hubiera mucha gente como tú. Y lo curioso era que tu habías planificado hasta el más mínimo detalle pero las cosas no salieron como pensabas, aunque, eso sí, ha merecido la pena. 
Y tu vida no ha salido como pensabas porque todo es relativo, porque no estamos solos en el mundo y siempre tiene que haber algo o alguien que lo estropee, a veces tu mismo. Y como todo es relativo resulta que llega un día cuando crees haber alcanzado la estabilidad que tanto merecías y ocurre algo que levanta por los aires toda tu vida, algo que no esperabas, lo que aumenta tu capacidad de sorprenderte; algo que era impensable, inimaginable, tan inimaginable que te detienes en seco y dices ¡Basta! y ese día dices que de ahí no pasas. 
Todo es relativo, hasta darte una oportunidad y saber cuando llega el momento de hacer lo que de verdad quieres sin que nadie más te jorobe la existencia. Porque la relatividad también tiene un límite. Y encuentras el límite cuando descubres que tu vida se ha reído en tus narices. Por eso das carpetazo a los dramas y aunque lo sientes por los que quedaron sin resolver, te dices a ti mismo que ha llegado el momento de respirar, solo respirar. Y no crees que sea mucho pedir. Respirar. Y si pierdes algo por el camino será .......relativo. Como todo lo demás. 

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domingo, 23 de agosto de 2015

Las fresas no son eternas (reflexión de una cabra loca)

Tras el descanso veraniego en el que no he tenido tiempo de escribir me dispongo a retomar mis escritos. Os  preguntaréis cómo siendo descanso no he tenido tiempo de escribir. Los que me conocen sospecharán, llegando a este punto, que me refiero a descanso con toda la ironía del mundo. O sea, que no he descansado nada.
Pero el verano ha sido fructífero porque ahora ya estoy preparada para la siguiente etapa de mi vida. Ignoro todavía cómo será pero ya me iré dando cuenta. Totalmente ubicada en mi nuevo destino, al que llegué hace ocho meses, ya es hora de dar un paso adelante. No me refiero solo a temas laborales, también personales. Mientras encuentro trabajo me dedicaré a terminar todos los escritos que tengo empezados, que ya es hora.

Mientras tanto una reflexión de esta cabra loca.

Últimamente me ha dado por pensar que no reconozco algunas etapas de mi vida, es como si alguien me las hubiera cambiado por otras totalmente desconocidas. Es una extraña sensación. He reflexionado mucho porque se me han caído algunos pilares en los que me sostenía desde siempre. Es posible que a todos nos pasen cosas parecidas. He descubierto que las personas cambian. 

Es posible que las personas no cambien tanto como pensamos a veces, lo que ocurre es que hay etapas en la vida que nos ayudan a conocer mejor a esas personas. Es como si cayese el velo que les cubría el rostro. Un rostro no tanto oculto en si mismo como desconocido. No conocíamos a esas personas en la totalidad, tan solo veíamos lo que queríamos ver o lo que nos enseñaron a ver desde que éramos niños.


La vida que ante todo es enseñanza, un buen día decide que ha llegado la hora de saber cómo somos en realidad. De saber cómo son en realidad los que nos rodean. Es posible que no nos guste lo que descubramos porque será como ver desaparecer ante nuestros ojos nuestro pasado o parte de él. Será como sentir que nos han cambiado la vida de la noche a la mañana. Porque al ver que las personas con las que hemos convivido recuerdan el pasado de manera diferente a la tuya, no podremos evitar hacernos preguntas, porque llegaremos a pensar que quizá no hemos vivido lo mismo, aún habiendo compartido el mismo techo.
Está claro que cuando esta experiencia pasa ante nuestros ojos, lo que debemos hacer es un profundo análisis para despojar de la paja lo que en verdad importa. Como cuando desenvolvemos un regalo valioso, cuidadosamente empaquetado y envuelto con esas virutas de madera para que no se rompa. Y después de varias capas de paja y papel de seda finalmente encontramos un regalo. 
Ocurre a veces que nos entretenemos tanto en el envoltorio que cuando llegamos al interior ya no queda nada. Porque hay regalos que no duran siempre y al envejecer dentro de los envoltorios quedan en nada. Imaginar por un momento que el regalo es un cesto  de fresas que no duran eternamente. Si tardamos demasiado a quitar los envoltorios que nos impiden llegar a ellas puede pasar que al final nos encontremos con fresas podridas. Lo mismo pasa con la vida, nos demoramos tanto en solucionar los problemas que cuando llegamos al final del envoltorio nos encontramos con lo que queda y no con lo que pudo haber sido, unas fresas magníficas que se pudrieron cansadas de esperar a que nos deshiciéramos de la paja que las cubría. Los sentimientos son como esas fresas, que si tardas en llegar a ellos es posible que cuando lo hagas no quede nada.

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jueves, 11 de junio de 2015

Triana, allá donde quiera que estés

Los que no conviven con animales no saben cuánto se puede llegar a quererlos. Llega un momento en que son uno más de la familia y así se les siente. Por eso cuando se van de este mundo se siente su pérdida con dolor, se les echa en falta, se nota su ausencia, te vienen los recuerdos de cómo llegó a ti, como le criaste, lo que ha significado. 
Digo esto porque ayer José, el adiestrador de Chula y mío,  me contó que se le ha muerto una yegua que se llamaba Triana que solo tenía siete años  y conforme me hablaba le estaba entendiendo perfectamente, estaba leyendo su sentimiento en los ojos, su pena en sus palabras, incluso sus gestos delataban que lo estaba pasando mal. Tríana era muy querida por él y toda su familia, sobre todo por su hijita mayor que incluso  aprendió a montarla a pesar de su corta edad  y ahora cuando  le digan  que ya no está lo va a pasar mal. Se lo van a decir un día de estos porque , como sabía que estaba enferma, no hace más que preguntar por ella y José está preocupado. La enfermedad le surgió de repente y no han tenido tiempo de reaccionar y hacerse a la idea. 
Entiendo como se sentirán ahora cuando vayan a la finca y no la vean. 
Y es que los animales te enganchan y te agarran el corazón. Te enseñan lealtad, te dan compañía, son agradecidos, no son nada rencorosos. Y tienen ese sentido especial con el que detectan tus estados de ánimo. Por eso cuando te faltan lo sientes de verdad, es como si te hubieran arrebatado algo. Chula no es mi primera perra, ya de soltera tuve a Coba, una sabuesa cariñosísima que cogió el moquillo y se quedó paralizada de las patas traseras, era una pena verla arrastrarse y cuando empezó a sufrir la tuvimos que llevar a sacrificar; también tuve a Marqués, un  perro pastor del pirineo que se nos murió de una gastroenteritis que le produjo una hemorragia interna. Por eso sé lo mucho que se siente su pérdida. Y ¿Sabéis qué caracterizaba a todos mis perros? que te daban cariño sin pedir nada a cambio, que siempre están allí y conocen el valor de tus carantoñas, que agradecen como si les estuvieras dando un tesoro.
     Por eso me apetece hoy hacerles una dedicatoria en este blog  a Coba, a Marqués , pero sobre todo a Triana porque ha dejado una profunda huella en la familia de José. Seguro que allá donde quiera que esté sigue apreciando lo mucho que la quieren. No he tenido la suerte de conocerla, pero tal como me han hablado de ella, seguro que era una gran yegua. Hasta siempre Triana.

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domingo, 7 de junio de 2015

Vivimos como soñamos, soñamos que vivimos

A veces puede ocurrir que descubres que has pasado toda una vida confundido, sumergido en un error sin retorno, cuando un buen día te despiertas y al mirar por la ventana todo  es desconocido para tí. Sales a la calle y nada es igual; la vieja tienda de ultramarinos ya no es una tienda de barrio; los bancos del paseo, carcomidos por el paso del tiempo dejan ver cientos de astillas que se han convertido en un peligro; el kiosco de los helados con sus persianas bajadas ha dado paso al olvido. 
Será por eso que todo es desconocido, porque ha sido olvidado. Aquellas praderas verdes, donde jugabas de niño ahora son un secarral lleno de pinchos, como aquellos pinchos de aquellos veranos de la infancia olvidada.

A veces puede ocurrir que descubres que has pasado toda una vida confundido, sumergido en un sueño imaginario que ya no tiene razón de ser. Aquel sueño donde te escondías para hacer la vida más llevadera y soportable. Y de pronto te viene a la cabeza aquella noche que, presa de la desesperación intentaste saltar por la ventana y no tuviste valor; y te preguntas si también fue un sueño. Recuerdas aquellas excursiones al río donde al atardecer te acribillaban los mosquitos y te preguntas si también fue un sueño ¿Aquellos bocadillos de pan tomate es posible que fueran también un sueño? Seguramente serían un sueño porque has intentado repetirlos cientos de veces y no lo has conseguido. Le echas la culpa a los tomates, que ya no son como antes, para luego darte cuenta de que la culpa es del sabor de la vida. Que no es lo mismo sentirla con los labios de niño, que descubrirla con los del adulto. Luego recuerdas aquellas lechugas  amarillas, que sabían a lechuga y cometes el mismo error de echarle la culpa a las lechugas, que tampoco son como antes. Y no tienen la culpa las lechugas, que es posible que tampoco sean como aquellas, la culpa es tuya por aferrarte a ese sabor que nunca debió estar en tu boca.
A veces puede ocurrir que descubres que has pasado toda una vida confundido, y mientras recorres esas calles desconocidas, con casas desconocidas, paseos nuevos, tiendas nuevas, vuelves a preguntarte sin el sueño fue aquello o lo es ahora. Incluso te pellizcas en el brazo para despertar.


Pasa el tiempo y sigues sin reconocer nada a tu alrededor. Es posible que hayas inventado tu pasado y al descender a la realidad todo te suena a nuevo. Es como si hubieras vuelto  a la vida tras estar años en coma. Quizá durante esos años soñaste tu vida. Sí, debe ser eso, te dices a ti mismo. He estado demasiado tiempo dormido. 
Por fortuna ahora te has despertado y aunque todo a tu alrededor es distinto te preparas para vivir tu vida, tu nueva vida, con tomates y lechugas nuevas que no saben como en tus sueños, pero ya no importa. 
De pronto te alegras de no haber saltado al vacío aquella noche. Espera, te dices, quizá nunca quisiste hacerlo, quizá aquello también fue un sueño. Pero ya no quieres cometer más errores, así que  recoges tus recuerdos soñados y los encierras en el fondo del cajón, de ese cajón que nunca abres. Y si esto es un error, te dices, ya lo averiguaré cuando vuelva a despertar.

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martes, 2 de junio de 2015

El caso es pagar el pato.




          Recuerdo que cuando comenzaron  a salir casos de corrupción nos llevábamos las manos a la cabeza y casi nos rasgábamos las vestiduras. A estas alturas, estamos tan acostumbrados a que nos roben que ya ni nos inmutamos. Nuestro interés lo despiertan más Ortega Cano y Pantoja con sus idas y venidas a la cárcel, que puestos a sacar beneficio, esto vende más. Y puestos a padecer, es inútil padecer ya que no podemos hacer nada por acabar con la corrupción. Eso sí, los gobernantes que nos ha tocado en suerte si que están intentando acabar con ella, a costa del contribuyente final, del que sacan pingües propinas extras con argucias varias.
Porque digo yo. Si compras un piso y pagas rigurosamente al fisco su correspondiente diez por ciento del valor de compra, y luego viene hacienda y te dice que has comprado por debajo del valor real que le debes pagar más y te añaden una cláusula de que como están luchando contra la corrupción a ti  te toca pagar más; es esto una argucia abusadora para sonsacar o ¿no?. Y claro, luego te das cuenta de todo lo que han robado y de que nadie devuelve nada y se te queda la cara de atontado cuya expresión no puedes borrar por más que lo intentes. 
Porque claro nos hemos rasgado las vestiduras con tanto mangoneo, pero a qué esperamos, digo yo, para reclamar que devuelvan lo robado ¿Somos tontos o qué? Que dirían en mi pueblo. 
¿Este gobierno va a acabar con la corrupción a costa de quienes han comprado un piso con mucho esfuerzo, mientras otros que lo tienen todo sin esfuerzo, siguen robando? Aquí hay algo que no encaja, que diría un amigo mío. 
Claro, tratándose de política lo raro es que algo encajara, pero como tenemos tan metido que la política es un mal necesario, nos importa un comino encaje o no, seguimos pagando de más para facilitar futuros expolios sin tan siquiera una queja. Porque ¡de qué sirve quejarse! Si ya te lo dicen en la administración misma , quéjate quéjate, que no te va a servir de nada. Al menos a mi me lo dijeron. Pues si señor, me quejé, que el derecho al pataleo no me lo pierdo. Eso sí, no me sirvió de nada, como muy bien me dijeron el día que llevé las alegaciones. 
Y se entiende porque como han robado tanto, ya va quedando menos y hay que volver a llenar los cajones, para que cuando lleguen los que tienen que llegar se encuentren alguna chuchería en las arcas y no las encuentren vacíos. Porque no nos engañemos, que los que llegan nuevos van a seguir lo propio, que una vez en el poder, es muy difícil seguir siendo honrado. Que de un modo u otro van a seguir robando. O si no, tiempo a la historia. Que todo esto de la historia es cíclico, se repite una y otra vez. A ver por lo menos si le roban a gente distinta para que no tengamos que pagar el pato siempre los mismos. 
(Filosofía de andar por casa)

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jueves, 28 de mayo de 2015

Poner la vela donde sopla el aire y no viceversa

Acabo de encontrar en google un escritor y clérigo francés del siglo XVII Jacques Benigne Bossuet (1627-1704) que definía la política así:

"un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir" 

Y me ha chocado porque sin conocerlo justo ayer escribí en mi facebook algo relacionado con esta idea:


Reflexión de andar por casa sobre el resultado electoral: los que han ganado, no han ganado porque no pueden gobernar; los que no han ganado porque no les llegan los votos pero harán coaliciones, han ganado haciendo trampas entrando con otra marca; los unos preparan su salida por la puerta de atrás, los otros haciendo trampas entran por la puerta de atrás. Vaya follón se va armar como no ensanchen la puerta de atrás. Los que salen por los que entran, más de lo mismo.

Por cierto aquí ¿También aplicarán la norma de "antes de entrar, dejen salir"? 
Lo que yo veo es que parece que los que salen no tienen prisa en salir, pero los que entran lo hacen a toda velocidad. ¿Será que no quieren quedarse sin sillón? Porque en este batiburrillo ¿habrá sillones para todos?.......


Y esto no es nada comparado con la sarta de insensateces que todos ellos, los "ganapierde" y los "pierdegana", están diciendo y haciendo desde que se conoce el resultado de las elecciones, esperado por otra parte. 
Los primeros porque no se resignan a dejar de gobernar, tradúzcase abandonar sus sillones, y los segundos porque ya antes de comenzar a gobernar se están saltando algunas de sus premisas politiqueras; que antes de las elecciones no se hablaban con sus contrarios y ahora milagrosamente han comenzado a hacerlo. Porque la política manda y pueden ser necesarios algunos pactos para que finalmente lleguen a ocupar sus sillones de mando. 
Y es que la política es así, donde ayer dije digo, ahora digo Diego. Y todo vale con tal de gobernar. 
 Ya veremos cuando los que llegan, si es que consiguen finalmente entrar, y se encuentren con lo que se van a encontrar, ya veremos digo por dónde les da el aire. Ya veremos si van a poder cumplir tanta promesa. Porque según dicen los expertos hacer promesas está bien para que te voten, pero que luego hay que gobernar, que es muy distinto y no es tan fácil; que los toros se ven muy bien desde la barrera, pero las cornadas se sufren en el ruedo. 
Y los toros últimamente andan un poco revueltos, por aquello de los descalabros ocasionados por el gobierno "saliente que no quiere salir". Ya veremos si el gobierno que "quiere entrar pero todavía no le dejan" puede arreglar el desaguisado o finalmente tendrá que tirar por la calle de en medio que decimos en mi pueblo, o sea hacer lo que se pueda y tirar para delante. 
Mucho me temo que los que quieren entrar a toda prisa bien pronto se van a encontrar con alguna sorpresa, porque no deja de ser extraño que, precisamente ahora, los que salen que no quieren salir hayan comenzado a destruir documentos haciendo limpieza en los cajones. Que bien está que tiren sus caquitas, para que los que entran puedan guardar las suyas. Porque tratándose de política sean unos u otros, mierda va a haber mucha, seguro. 
Así que mientras patalea la señora Aguirre igual que una niña que ha perdido su muñeca, los otros van ganando posiciones y se van haciendo su composición de lugar.
Eso sí yo les diría bien claro que posiciones pueden ganar todas las que quieran pero que lo que se dice tomar no queda ya mucho que tomar, que está todo tomado. O sea que no queda ya nada que robar. Porque en otras ocasiones ha pasado que, palabrerías y promesas aparte, lo que de verdad les interesaba a tantos políticos eran esas arcas, que se prometían bien llenas. Pero los tiempos han cambiado y desde que empezó la crisis por lo visto comenzaron a robar más deprisa y del tesoro del pirata ya no queda nada.
Porque la política es pura piratería y si no, tiempo al tiempo, que ya discurrirán estos la manera de sacarnos lo poco que nos queda con cualquier pretexto sutil para llenarse los bolsillos. 
Y no nos llevemos a engaño que, sorpresas  va haberlas, porque ya lo dijo Jardiel Poncela (1901-1952), ilustre escritor, que "los políticos son como los cines de barrio, que primero te hacen entrar y luego te cambian el programa". Por cierto este mismo escritor dijo también que "el que no se atreve a ser inteligente, se hace político". 
Ya me lo diréis en una temporada. A ver si los que llegan son capaces de poner la vela donde sopla el aire  y no viceversa.

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martes, 26 de mayo de 2015

A clase con Chula

Ahora vivo en una localidad donde hay muchos perros y a Chula no le ha quedado más remedio que aprender a convivir con ellos. Antes temía a los perros que no conocía debido a que le mordieron dos perros cuando era una cachorra, pero poco a poco ha perdido el miedo y ahora disfruta mucho jugando y corriendo con ellos. Digo esto para introducir lo que quiero contar hoy.
     El hecho de ver y observar la cantidad tan grande de razas de perros que hay por aquí me ha llevado a unas reflexiones. La mayoría   de las veces a quienes hay que adiestrar es a los amos, la mayoría o la totalidad de las veces. Ahora que hemos estado yendo las dos, Chula y yo, a unas clases de adiestramiento, me he dado cuenta de la cantidad de cosas que hacen mal casi la totalidad de personas que tienen perros. 
     Ambas hemos aprendido mucho, a caminar juntas sin tirar una de la otra, por ejemplo; ella ha aprendido a obeceder y yo a dar ordenes. Chula es ya capaz de caminar a mi lado sin necesidad de correa (aunque por el casco urbano se la pondré por aquello de las multas, ya que está prohibido llevar perros sueltos); ya no persigue ardillas y no se altera cuando ve gatos. Esto entre otras cosas. 
Se sienta, se tumba, se hace la muerta (bueno esto último lo estamos practicando todavía).
     Lo básico del aprendizaje es que ella sepa que deba obeceder y yo sepa darle ordenes oportunamente. Así de fácil. O así de fácil se vuelve después de haber practicado lo suficiente.
Una cosa que no hay que olvidar es que hay que practicar siempre una vez que has aprendido los mecanismos, ya que si dejas de practicar ambos, amo y perro, se vuelven perezosos y olvidan las cosas aprendidas. 
Chula  en el pipican mirando un perro que se acerca
     Esta mañana cuando hemos llegado al pipican un perro ha subido las patas a mi camiseta y su ama tan tranquila. Si a ese perro no le enseñan que eso no se debe hacer ¿cómo lo va aprender? El otro día un hombre iba con dos perros sueltos que se abalanzaron sobre nosotras y el amo tan tranquilo; le dije que si sus perros acostumbraban a hacer eso debería llevarlos atados, me respondió que solo querían jugar, como si eso justificara su actuación; otro día me abalanzaré yo sobre él a ver qué le parece. A esto voy cuando digo que hay que adiestrar a los amos también. 
     Tener un perro conlleva saberlo cuidar y entre las cosas que le debemos proporcionar para atenderlo adecuadamente es la educación que necesita para saberse comportar. Que no solo de pienso se alimentan los perros sino de todos los mecanismos educativos que necesita para vivir en sociedad. 

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sábado, 2 de mayo de 2015

Una Persona llamada madre

Cada año cuando llega el día de la madre, además de odiar profundamente este día, me hago muchas reflexiones, que casi nunca llegan a ninguna parte. Todos los días del año deberían ser el día de la madre, o si no, seamos madres solo el día de la madre. 
Hay  madres de infinitas clases, diría yo que tantas como mujeres e incluyo también a las que no han tenido hijos. Sus maneras de ejercer la maternidad se despliegan en un abanico amplio de posibilidades, todas igualmente importantes. Y lo importante no es la manera en que cada mujer se desarrolla como madre, sino como se siente. 
Voy  a decir una barbaridad que muchas me reprocharéis, hay un adjetivo que nos une a todas las madres, que el corrector no me deja escribir, así que figuraros y tendréis que quedaros sin saber qué era. Pero hacer uso de la imaginación y lo averiguaréis.

No sé si os habréis parado a pensar alguna vez cómo os ven vuestros hijos. Si lo hacéis es posible que muchas os llevéis una sorpresa soberana.
Una vez uno de mis hijos me dijo "mamá tu has nacido con 45 años" (de esto hace ya algunos años).  Me quedé pensando y me di cuenta de que tenía razón, era así como me veía. Ellos no nos ven como personas,  nos ven como entes raros que estamos allí para lo que necesiten a cambio de una carantoña de vez en cuando. Y lo curioso es que nos basta con esa carantoña para sentirnos bien.

Una convicción que tengo hace años es que los hijos casi nunca conocen a sus madres en profundidad, a lo mejor es que tiene que ser así. Hacer la prueba y preguntarles a vuestros hijos cuál es vuestro color favorito, qué tema musical os hace vibrar, cómo son vuestros compañeros de trabajo, cómo son vuestros amigos, cuántas veces habéis ido al médico el último año, qué libro habéis leído hace poco, cuales son vuestras ilusiones y vuestros sueños.
Digo esto sin acritud, pero parece que las madres solo estemos allí para dar y somos tan tontas que si no damos no estamos contentas. Y los hijos están allí para pedir, porque hasta cuando dan están pidiendo. Si no cuando tu hijo te bese pregúntate cuánto te va costar este beso. Y siempre siempre los besos tienen un precio.
Una amiga me contó una vez que su hijo solo la llamaba para pedirle y ella se lo reprochó; al día siguiente la llamó y hablaron de varias cosas, ella se sorprendió de que no le pidiera nada a lo largo de la conversación; colgaron y a los cinco minutos el hijo la volvió a llamar y le dijo que necesitaba unas deportivas nuevas. Me reí porque al menos en esa ocasión el hijo se hizo un poco su propio marketing, la primera llamada había sido gratis. 
Cualquier tipo de madre lo único que quiere para sus hijos es que sean felices y pagamos el precio que sea preciso con tal de  verlos bien. Y no importa la edad que tengan los hijos, porque, como dijo una vez una amiga mía, los hijos son como una enfermedad crónica, no se acaban nunca. Digo esto desde el humor, que nadie lo malinterprete.
Y Por si algún hijo del mundo mundial lee esto quiero decir: 
¡¡¡¡somos madres, pero también somos personas!!!


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domingo, 26 de abril de 2015

Por los Campamentos Urbanos de Zaragoza que deberían costar lo mismo para todos

Ahí va mi grano de arena, no es mucho pero muchos "pocos"  hacen lo MUCHO.

Os invito a entrar en ESTE ENLACE  y a difundirlo.

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sábado, 25 de abril de 2015

El wasap, ese motivo de discordia

Ocurrió ya con los correos electrónicos, que desde que existen paulatinamente dejamos de escribir cartas. Ahora ocurre con la comunicación, que desde que existe el wasap estamos dejando de utilizar otros medios de comunicación más personales, como hablar por teléfono, enviar mensajes de los de antes me refiero. El wasap se nos ha apoderado de tal modo que si no lo tenemos conectado no somos nada.
Bien está lo que está bien pero sin pasarse.
El wasap para momentos puntuales está bien pero sin que se nos apodere. 
Yo tengo dos correos electrónicos, teléfono fijo y móvil con wasap por supuesto. Pero tengo una norma: para las cosas verdaderamente importantes utilizo el teléfono de toda la vida al estilo tradicional.
Esto viene al caso de que algunas personas pueden sentirse molestas o menos queridas cuando se dan cuenta de que las has bloqueado en tu wasap.
 Por eso desde aquí quiero reivindicar mi derecho a tener el wasap activo para quien yo considere oportuno sin que nadie se sienta ofendido por ello.
Por ello que cada cual haga con su wasap lo que le salga de las narices sin que les corten la cabeza por ello. O si no preguntaros cuántas broncas habéis tenido por el dichoso wasap. 
(Opiniones de una cabra loca)

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domingo, 12 de abril de 2015

Aspirinas y vida cotidiana (filosofía de andar por casa)

A veces en la vida cotidiana ocurre que durante largo tiempo vivimos dentro de unas coordenadas concretas de convivencia, que nos llevan flotando dentro de una realidad no real. Esa rutina empaña lo que de verdad hay en todas esas relaciones. Lo llamo rutina por llamarlo de un modo gráfico. Las empaña del mismo modo que las aspirinas empañan los síntomas de algunas enfermedades. Si me duele la cabeza y en lugar de acudir al médico para que diagnostique la causa, me tomo dos aspirinas, seguramente conseguiré que deje de dolerme, pero no sabré a qué es debido ese dolor. Así viviré engañado durante el tiempo que duren mis aspirinas.
¿Qué ocurrirá cuando no tenga aspirinas y la cabeza vuelva a dolerme? 

Con las relaciones pasa lo mismo, que sumergimos los problemas  hasta que se nos terminan las aspirinas. Entonces un cataclismo entra en nuestra vida arrasando con todo lo que encuentra a su paso. Y nos preguntamos por qué han cambiado tanto las circunstancias, por qué han cambiado tanto las personas, por qué hemos estado ciegos tanto tiempo. 
Es frecuente oír comentarios del tipo "no te reconozco"  o " nunca habíamos tenido estos problemas" y no es que hayamos dejado de reconocer a las personas, simplemente no las conocíamos, porque todos estábamos tomando aspirinas de mil maneras, de este modo nos tolerábamos, hacíamos que nos apoyábamos, fingíamos que estábamos unidos. Y no se puede reconocer a alguien si previamente no se le conoce. Se terminaron las aspirinas y cada cual se manifestó como era lanzando contra los demás los dardos envenenados que mantenía ocultos en un  cajón, posiblemente en el mismo cajón donde  guardaba  las aspirinas. 
Desde hace un tiempo cuando no reconozco a alguien me miro en el espejo e intento asumir mi parte de culpa, lo que nunca haré será asumir toda la parte, porque en esta vida los problemas de convivencia nunca tienen  un único culpable.
 (Filosofía de una cabra loca, con perdón de la cabra)

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lunes, 23 de marzo de 2015

Escuchar, esa tarea tan difícil

Hace unos días me llegó a facebook la siguiente frase: "nuestro peor problema de comunicación es que no escuchamos para entender, escuchamos para contestar" y como me gustó la frase y me pareció muy real, la compartí. Mi amiga Maribel, no creo que se moleste porque la nombre, profundizó todavía más diciendo: "nuestro peor problema es que no escuchamos y para colmo respondemos". Y tiene más razón que un santo. 
Porque cuántos malos rollos se podrían evitar con tan solo leer dos veces una frase, pensar dos veces algo que hemos escuchado y contar hasta diez antes de responder. Pero ocurre que nos dejamos llevar por las ideas preconcebidas, que un día anidaron en nuestra cabeza y no nos paramos a pensar si eran o no ciertas, o si lo pensamos dimos como cierto algo que no lo era, aunque los argumentos fueran tan flojos que no se sostuviean. Cuando los prejuicios te absorben es lo que tiene, que ya ni escuchas porque piensas que no merece la pena, que es más de lo mismo. Y así vamos tejiendo una bola, que cada vez es más grande y que un día termina aplastando todo lo que encuentra a su paso. No escuchamos y para colmo respondemos. 
Y no escuchamos porque no nos interesa escuchar, porque eso podría llevarnos a reconocer nuestros errores. Preferimos en lugar de eso gritar cada vez más fuerte para que parezca que tenemos más razón, y es que cuando no se escucha es el peligro que corres, que ya solo nos queda el gritar para hacernos valer, sin percatarnos del ridículo tan enorme que se nos acerca. 
Y mientras la bola crece no nos importa la destrucción que acarrea, a veces toda una vida. 
Por eso estoy de acuerdo con Maribel, para colmo respondemos. Y respondemos sin darnos cuenta de que nuestras respuestas no tienen nada que ver, pero nada en absoluto, con lo que se debería haber entendido, o como poco escuchado.
Todo el mundo tiene derecho a que se le escuche y a escuchar sinceramente. Y para escuchar sinceramente hay que ponerse en el lugar del otro, es la única manera de comprobar si hemos entendido o no, a no ser que  queramos  cargarnos a esa persona, en cuyo caso me callo. Da igual que esa persona sea un desconocido, un hermano, un amigo. Esto vale para todos porque en todas partes cuecen  habas......
Y si queremos ser buenos comunicadores todos deberemos ponernos en todos los lugares, yo también claro, en el lugar del que escucha para responder, del que no escucha y encima responde, y del que habla y no le escuchan, del que habla y sin escucharle le responden. 
Y para escuchar no hay más que prestar atención.  O sea tarea para rato.

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jueves, 19 de marzo de 2015

NÓMADA AVENTURA. Turismo y ocio alternativo en Montán (Castellón)

    No hace mucho tiempo que he descubierto una empresa que se llama Nómada Aventura que, sobre todo, me ha impresionado por el entusiasmo de las personas que la pusieron  en marcha. Ignoro cuándo nació exactamente pero han sabido abrirse un hueco importante con sus actividades variadas.
    Nunca una empresa de turismo fue tan activa como esta.
    No en vano avalan a estos chicos más de quince años de experiencia en deportes de aventura en plena naturaleza.
    Están en Montán y Montanejos, situados en la provincia de Castellón (Comunidad Valenciana) y sus especialidades van desde la espeleología pasando por barrancos, puenting, raftin, tirolinas. Sus precios son asequibles y disponen de una amplia oferta no solo de rafting, puenting, barranquismo, espeleología,  también de paintball, piragüismo en río y en pantano, escalada, vía ferrata con rápel, trekking con rápel, rápel, tirolina y tiro con arco.
    Y tan completos son que disponen de paks con alojamiento, cursos de formación sobre escalada, barrancos,piragua, espeleología, socorro y autorrescate, dirigidos  tanto a deportistas como a monitores.
    Y no solo ofrecen precios por persona con iva y seguro incluído sino también especiales para grupos, despedidas, colegios.
    Para más información podéis dirigiros a www.nomadaaventura.com
675442074 / 658618723  Av/ Antonio Fornás 8, Montán (Castellón)
info@nomadaaventura.com
    También los podemos encontrar en facebook, twitter y canal youtube. También hay información muy interesante en su blog. Estos chicos tienen de todo.
    No tiene pérdida, en la A23 tomar el desvío hacia Jérica  que si vienes de Teruel dirección Sagunto lo encontrarás a la izquierda y si vienes de Comunidad Valenciana pasando Sagunto dirección teruel lo tienes a la derecha. Más o menos hay una hora desde Valencia y una hora desde Castellón, una media hora desde Teruel.

    No os perdáis las aventuras que puede ofreceros esta magnífica empresa. Además son majísimos.

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martes, 10 de marzo de 2015

Historias de estación

Hace muchos  años escribí un  relato cuya historia se desarrollaba en  una estación de ferrocarril. Creo que es uno de mis primeros relatos y curiosamente he perdido el original, seguramente en alguno de mis traslados de domicilio. No tengo que añadir que no era solo el primero sino el único ejemplar original. Es posible que se perdiera el mismo día que perdí mi título universitario, el mismo que demuestra que soy licenciada en filología hispánica, por hallarse posiblemente en la misma cartera, donde guardaba mis primeros relatos, que eché en falta muchos años. Claro todo esto lo he deducido recientemente al comprobar que mi título no aparecía por ninguna parte.
He  atado algunos  cabos y he llegado a la conclusión de que tanto mis escritos como mi título desaparecieron el mismo día. 
Lo del título no tiene mayor problema que la burocracia de solicitar un duplicado, trámite que ya está en marcha. Pero lo de los relatos perdidos me duele más. 

Bueno como os iba diciendo hace muchos años escribí un relato cuya historia se desarrollaba en una estación de ferrocarril. Trataba de una viejecita que cada tarde se acercaba al andén de una estación, se sentaba en uno de sus bancos y pacientemente esperaba la llegada de uno de los trenes por si veía llegar a alguien concreto. En otras ocasiones he escrito cosas sobre estaciones, sobre viajes. La razón es que me encantan las estaciones, ese ir y venir de viajeros, ese ambiente ferroviario mezclado con la megafonía que avisa del peligro de los andenes, de la llegada de trenes, pero sobre todo de la cantidad de historias que esconden.
Ahora tengo la fortuna de vivir muy cerca de una estación de ferrocarril, la de Almenara, a escasos cinco minutos de mi casa; puedo escuchar llegar algunos trenes, pasar otros de largo a toda velocidad. Y de nuevo las historias se repiten.
Aquí para desplazarse de un sitio a otro tienes que moverte en tren, si no tienes coche claro, y digamos que el tren es aquí lo que puede ser el metro o el autobús en una gran ciudad, pasan cada media hora y te puedes desplazar a cantidad de sitios, lo cual es todo un lujo viniendo de un lugar  donde solo había dos autobuses al día. Me cuesta menos recorrer cincuenta kilómetros en tren que cruzar Zaragoza en el 22. 
Pues como os iba diciendo, las historias se repiten. También es verdad que no toda la gente tiene necesidad de contarte su vida, pero siempre hay alguien que te da conversación y desde las primeras palabras compruebas la necesidad que esa persona tiene de hablar.
No hace mucho una mujer se sentó a mi lado y en menos de diez minutos me había contado toda su vida, resumiendo parece que había sido una desgraciada que todo le había sucedido en contra. Este viernes pasado, regresaba de Sagunto a mi casa y en la estación  había un colombiano, parecía buena gente, que esperaba el mismo tren que yo. De momento permanecimos callados hasta que se acercó una mujer, ahora no recuerdo de dónde dijo que era, pidiendo fuego. Fuego el que llevaba ella en el cuerpo porque en cinco minutos ya nos había contado media vida al colombiano y a mí, la otra media se entreveía entre líneas, había vivido en Italia, en Francia, en España en varios sitios diferentes. 
Por eso las estaciones son testigos mudos de tantas y tantas historias, del ir y venir de la gente, pero no solo de la gente que va de vacaciones o viaja por placer, sino de la gente que va y viene por la vida buscando su sitio.
Lo malo de las estaciones de ahora, al menos de muchas que conozco, es que solo se puede salir al andén si llevas billete; por eso en estos tiempos la viejecita de mi historia no podría pasar tardes enteras sentada en el banco de un andén; tendría que conformarse con esperar tras los ventanales desde donde a veces pueden verse las vías y puede escucharse llegar los trenes. 
Claro que están las salas de espera. pero no son lo mismo.

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miércoles, 25 de febrero de 2015

¿Es que no se cansan de mentir?



 "Sin mentiras la humanidad moriría de desesperación y aburrimiento", lo dijo en una ocasión Anatole France, y parece ser que tenía razón porque  hay gente tan desesperada de aburrimiento que necesita pasar sus días difundiendo mentiras. Seguro que todos conocemos algún mentiroso o podemos poner ejemplos de personas que hemos pillado diciendo una mentira.
 En el blog de Steven Brens podemos leer que "el ser honesto posiblemente no te deje muchos amigos, pero seguramente te dejará a los amigos de verdad" pero parece ser que por psicología al embustero ni le importan los amigos ni que sean o no de verdad, porque tal es la necesidad que tienen de mentir que todo se les apodera. Lo malo es que quien miente  ignora que, como decía Aristóteles, " el castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad". Porque a todos nos habrá pasado que si pillamos a alguien mintiendo ya nunca podemos confiar en él.
Hay cosas que deberían saber los aficionados al arte de la mentira, como por ejemplo que cubrir  una falta con una mentira, es reemplazar una mancha con un agujero. Y es que es práctica habitual en este mundillo  que cuando  comete una falta, el mentiroso intente cubrirla con mentiras o agujeros, o disfrazarla sin  tener en cuenta que no va a poder tenerla disfrazada siempre, y que ese agujero será su perdición. (Alguien que no recuerdo, dijo la frase que acabo de escribir)


Lo que cuesta creer es que no se den cuenta los mentirosos que pueden engañar a los demás pero que no pueden engañar a su conciencia. Claro esto en el supuesto de que tengan conciencia, que sería otro tema.

William Shakespeare dijo que "nada es verdad ni mentira que todo es según el color del cristal con que se mira" pero no estoy muy de acuerdo porque hay casos en que la verdad es la verdad y no hay más. Por ejemplo y esto es solo un ejemplo, si a una persona la  despiden de su trabajo porque al empresario no le salen las cuentas y éste le  ha dicho claramente delante de testigos que le sale cara, a pesar de estar cobrando lo mínimo que estipula el convenio, por mucho que se utilicen otros cristales nunca podrá haber alguien honesto que diga que esa persona se ha ido de la empresa porque no se puso de acuerdo con el empresario en cuanto al salario a cobrar, porque sería no solo una gran mentira sino una calumnia. Y aquí no hay cristales que valgan sino que lo que debería prevalecer es una verdad que puede demostrarse claramente sin necesidad de acudir a otras argucias barriobajeras, como lo es la argucia de la mentira.  Seguramente cuando Shakesperae dijo lo del cristal se refería a otra cosa. 
     Aquí podría aplicarse la teoría de la croqueta, que es todavía más clara: si en un restaurante pides una croqueta y preguntas si es casera, solo hay dos  opciones, cristales aparte, si lo es decirlo y si no lo es decirlo también. Pero si dices que es casera y no lo es, es como dar gato por liebre, o sea mentir.

Hay un proverbio judío que dice que con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver. Y tiene razón el proverbio, porque no se puede regresar de allá donde te llevan las mentiras, porque la credibilidad no se recupera jamás. Esto deberían saberlo quienes utilizan la mentira como su medio de vida.
Además la mentira nunca viaja sola porque  va unida a la calumnia las más de las veces y ya lo decía Rabindranath Tagore "que la calumnia se muere de cansancio bailando en la punta de las lenguas" en la punta de las lenguas biperinas de algunas personas que para no dañar su imagen utilizan el embuste y no se detienen a la hora de calumniar. No deben saber que ya lo dijo Esopo una vez que "el único provecho que sacan los embusteros de sus mentiras, es no ser escuchados cuando dicen verdades". Bastante castigo tienen ya los pobres, porque sí, por eso se dice a menudo "pobres embusteros" porque de algún modo inspiran lástima al verles haciendo el ridículo sin que se den cuenta de que ya no engañan a nadie. (Como algunos políticos, por ejemplo) ¿Es que no se cansan de mentir? Y lo peor de los mentirosos es que de tanto mentir acaban por creer sus propias mentiras. Esto también me suena a política y no sé por qué.



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lunes, 9 de febrero de 2015

Hoy comemos de depende

Hace ya mucho tiempo que no os pongo alguna de mis recetas, así que ya va siendo hora.
Se trata de una receta muy apañadica para superar estos tiempos de crisis que nos están tocando vivir. Ya veremos cómo le vamos a sacar partido a unos pocos ingredientes para poder elaborar varios platos.
A esta receta le llamaré DEPENDE porque la haremos depende de lo que haya en la nevera. Como orientación os pongo algunos ingredientes que podéis cambiar por otros parecidos  a vuestro antojo según vuestro "depende".
A me me gusta comprar a menudo revistas de cocina, se me van los ojos detrás, pero tengo que decir que nunca he hecho una receta tal y como la ponía en la revista, es más, algunas de mis recetas no se parecían en nada a la original. No porque estuvieran mal, que no lo sé, sino porque siempre me fallaban algunos de los ingredientes. Pero con esta  receta no os pasará porque pondremos cosas normales que están al alcance de cualquiera.
En primer lugar prepararemos una olla enorme donde colocaremos carnes variadas a nuestro gusto para hacer un buen caldo, junto con las carnes añadiremos verduras variadas, sin que falte la zanahoria, el apio, el puerro y si puede ser boniato y nabo. Junto a esto añadiremos algunos huesos de ternera, cerdo y jamón. Lo pondremos a hervir a fuego fuerte, pero cuando rompa la ebullición bajaremos el fuego a  media potencia. Que ya lo decían nuestras abuelas, la comida a fuego lento. También decían en olla de barro, pero eso es más difícil. También ellas guisaban en los hogares de las chimeneas y ahora tenemos vitrocerámicas. No vamos a ser tan puntillosos.

Lo dejaremos hervir aproximadamente una hora, que si lo dejamos más luego sube el recibo de la luz y todo hay que tenerlo en cuenta, que con una hora ya sale un buen caldo; bueno se puede emplear una olla exprés o similar y entonces el tiempo será menor. Espero que no hayáis olvidado echarle un poco de sal.

Una vez hecho el caldo lo dejaremos reposar unas horas para que al enfriarse se endurezca la posible grasa y podamos quitarla con una espumadera sin que se nos desparrame. 

A continuación  separaremos en un plato la carne y en otro la verdura. Con la verdura elaboraremos un puré espeso. La carne la reservaremos para elaborar unas croquetas aprovechando también la que queda pegada a los huesos, que todo se paga en la tienda. Ah, no le deis los huesos al perro que le pueden sentar mal, que hoy día los perros no están acostumbrados a comerlos. 

Con el caldo que nos haya quedado haremos una sopa de fideo fino o maravilla, yo prefiero los fideos. Las croquetas las haremos al estilo casero y al triturar la carne le añadiremos un poco del puerro  que habremos añadido a la cocción y algo de zanahoria, sin pasarnos y en lugar de hacer la besamel con leche la haremos con algo de caldo de la sopa, quedarán muy sabrosas, ya veréis. 

En la preparación del puré añadiremos por encima un poco de mantequilla o similar y queso rallado y lo gratinaremos, así estará riquísimo y se disimulará el gusto dulce del boniato y del nabo, que a muchos no les gusta. 

Así que con poco dinero habremos hecho dos primeros platos, la sopa y el puré y un segundo plato, las croquetas, menú que podemos completar con tres mandarinas. Todo riquísimo. 
Una opción alternativa a las croquetas podría ser, desmenuzar la carne cocida y hacerle un refrito de tomate natural con ajos, queda  buena de verdad. Que cuando se guisa hay que pensar en todos los gustos. Con este menú casi  tenemos para comer, cenar y seguro que sobra algo para el día siguiente. ¿es un menú anticrisis o no?
No hace falta sofisticarse para comer bien, las cosas sencillas son las mejores. Que  están bien  las recetas de los mejores chefs, pero como la comida casera ninguna. 

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lunes, 2 de febrero de 2015

La cizaña que más molesta, para cada cual la suya.

A menudo hemos oído la expresión en momentos determinados de que "hay un antes y un después" y aunque sea muy utilizada hay que reconocer que, por lo expresiva que es,  se puede emplear millones de veces. Porque la verdad es que hay acontecimientos que nos marcan tanto, que no podemos menos que atribuirles ser los causantes de nuevos comienzos.
     Nuevos comienzos que nos invitan a vivir de manera diferente porque los pilares que creíamos que  sostenían nuestra vida, de la noche a la mañana, se ven derrumbados por un terremoto inesperado,  que nunca hubiéramos imaginado que podía llegar. Con toda nuestra vida derrumbada por el suelo y mientras intentamos levantarnos,  comprendemos el verdadero sentido de la vida. Entendemos que ha llegado el momento de vivir nuestra vida, que aquellas premisas que nos inculcaron de pequeños no sirven de casi nada, porque eran objetivos personales de otras personas, no eran los nuestros. Pensamos que nuestra vida ha estado cimentada en un error pero a pesar de todo pensamos que merece la pena aprender de nuestro propio error; solo así podríamos ser capaces de edificar algo sólido que no se desmorone, cuando la crueldad de los perversos lance su mano destructora contra nosotros. Con mano fuerte y convicciones profundas podremos detener el látigo que intenta hacernos daño. 


Emprendemos así un  camino diferente, rodeados de diferentes personas que pasan a ser coprotagonistas de nuestra vida; es entonces cuando nos damos cuenta de que en la pantalla de nuestra vida solo queremos buenos actores, que los actores mediocres son relegados a terceros, cuartos, quintos, enésimos planos imperceptibles, donde quizá debieron estar siempre. 
Seguramente os habrá pasado a veces que os sentís como si la mala hierba creciera junto a vosotros y os ahoga tanto que un buen día os decidís a arrancarla de vuestra vida para que no os arruine. De eso se trata de arrancar de nuestro lado esas plantas venenosas que no sirven para nada, solamente para estropear la vida de otras plantas que solo quieren crecer y vivir en paz. La cizaña, la llamaban en la Biblia, y todos sabemos que la harina de sus semillas es venenosa, será por eso que deberíamos alejarnos de ella lo más posible, no sea que su veneno nos alcance y eche a perder nuestra cosecha.

Será por eso que deberíamos erradicar lo que haya de mala hierba en nuestro interior, porque todos tenemos algo de cizaña, lo que ocurre es que no la vemos, por aquello de que se ve mejor la mota en el ojo ajeno que la viga en el nuestro. A lo mejor en lugar de perdernos en frases grandilocuentes deberíamos ser más ejecutivos y poner manos a la obra, que es fácil pensar que los demás son los malos y dar por sentado que nosotros no tenemos parte de culpa. Que cada cual arranque su cizaña, que ya tenemos bastante, pensando que los demás harán lo propio. Que ya somos mayorcitos ¿No?
 


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domingo, 1 de febrero de 2015

Comentarios de un Domingo cualquiera

     No paran de mandarme fotos y vídeos de las nevadas del Pirineo. Unas nevadas que se han hecho esperar pero que han llegado al fin con fuerza y contundencia. Mi mente se divide en sensaciones, por una parte piensa lo que se ha perdido, por otra se da cuenta de lo que se ha librado. Porque después de derrapar tanto el invierno pasado por las calles heladas (mi costilla todavía se resiente de una de las caídas que tuve) y dar con las narices y todo lo demás en el suelo, me siento reconfortada al pensar que donde vivo ahora no hiela y por lo tanto si derrapas no será por culpa del hielo.
     
     Se acaban de marchar mis hijos, que huyendo del cierzo de Zaragoza se  vinieron a verme sin pensar que tras ellos se traían las ventoleras, pero a pesar de ello hemos disfrutado de un buen puente. Ahora retomo mi rutina entre los naranjos y mandarinos, que, junto a mi perrita Chula, recorro a diario. Hoy la pobre estaba un poco apabilada por el viento y agachaba las orejas poniendo cara de contener la respiración. 
     Tengo esa extraña sensación que te invade cuando te quedas sola después de despedir a las visitas y mientras oigo el tic tac del reloj del comedor resonando a mi derecha, siento el silencio de la casa vacía, salvo cuando camina Chula y el tintineo que provocan sus uñitas en el parqué me devuelve a la realidad.
    Ahora ya se ha quedado tranquila, porque nada más marcharse mis hijos con su perro Zeus ha estado muy inquieta durante un rato, caminaba por la casa sin rumbo buscándoles, hasta que el cansancio ha podido con ella y se ha quedado dormida. 
     Y así es la vida, cosas cotidianas que van y vienen y desaparecen hasta que llegan otras cosas cotidianas que de nuevo  van  y vienen hasta que vuelven a desaparecer. 
  

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martes, 27 de enero de 2015

Al destino hay que darle ideas

     Dicen y puede que sea cierto que cada nuevo día es el primero del resto de nuestra vida. Aunque claro también dicen que el tranvía solo pasa una vez. La primera frase me convence pero con la segunda estoy totalmente en desacuerdo. Si el tranvía solo pasara una vez los que hemos vivido de segundas, terceras, cuartas, infinitas oportunidades, estaríamos muertos hace mucho.
     El que inventó la frase del tranvía seguramente había vivido poco o con poca intensidad, o por el contrario había sido tan feliz que no entendía otra vida diferente a la que había vivido ¡Quién sabe!
Si la segunda frase fuera cierta la primera no sería verdad. Si la segunda fuera cierta no existirían los retos, el espíritu de superación ni la evolución de uno mismo. Por eso cada día es el primero del resto de lo que nos queda.

     Nunca hay que dar todo por conseguido porque no  hay metas definitivas, quizá metas volantes que atravesamos a veces sin darnos cuenta.
     Hoy estás aquí, mañana allá, pasado mañana ¡Quién lo sabe! La cuestión es caminar siempre hacia delante en busca de nuevos proyectos, nuevas ilusiones. Porque si nos quedamos quietos ¿Como van a cumplirse nuestros sueños? Al destino hay que darle ideas y marcarle las pistas. En otras palabras, hay que buscarlo......Por eso he cambiado las ardillas por las gaviotas, bueno por las gaviotas y las mandarinas......
(Reflexión de un martes cualquiera)

     

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