Acabo de encontrar en google un escritor y clérigo francés del siglo XVII Jacques Benigne Bossuet (1627-1704) que definía la política así:
"un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir"
Y me ha chocado porque sin conocerlo justo ayer escribí en mi facebook algo relacionado con esta idea:
Reflexión de andar por casa sobre el resultado electoral: los que han ganado, no han ganado porque no pueden gobernar; los que no han ganado porque no les llegan los votos pero harán coaliciones, han ganado haciendo trampas entrando con otra marca; los unos preparan su salida por la puerta de atrás, los otros haciendo trampas entran por la puerta de atrás. Vaya follón se va armar como no ensanchen la puerta de atrás. Los que salen por los que entran, más de lo mismo.
Por cierto aquí ¿También aplicarán la norma de "antes de entrar, dejen salir"?
Lo que yo veo es que parece que los que salen no tienen prisa en salir, pero los que entran lo hacen a toda velocidad. ¿Será que no quieren quedarse sin sillón? Porque en este batiburrillo ¿habrá sillones para todos?.......
Y esto no es nada comparado con la sarta de insensateces que todos ellos, los "ganapierde" y los "pierdegana", están diciendo y haciendo desde que se conoce el resultado de las elecciones, esperado por otra parte.
Los primeros porque no se resignan a dejar de gobernar, tradúzcase abandonar sus sillones, y los segundos porque ya antes de comenzar a gobernar se están saltando algunas de sus premisas politiqueras; que antes de las elecciones no se hablaban con sus contrarios y ahora milagrosamente han comenzado a hacerlo. Porque la política manda y pueden ser necesarios algunos pactos para que finalmente lleguen a ocupar sus sillones de mando.
Y es que la política es así, donde ayer dije digo, ahora digo Diego. Y todo vale con tal de gobernar.
Ya veremos cuando los que llegan, si es que consiguen finalmente entrar, y se encuentren con lo que se van a encontrar, ya veremos digo por dónde les da el aire. Ya veremos si van a poder cumplir tanta promesa. Porque según dicen los expertos hacer promesas está bien para que te voten, pero que luego hay que gobernar, que es muy distinto y no es tan fácil; que los toros se ven muy bien desde la barrera, pero las cornadas se sufren en el ruedo.
Y los toros últimamente andan un poco revueltos, por aquello de los descalabros ocasionados por el gobierno "saliente que no quiere salir". Ya veremos si el gobierno que "quiere entrar pero todavía no le dejan" puede arreglar el desaguisado o finalmente tendrá que tirar por la calle de en medio que decimos en mi pueblo, o sea hacer lo que se pueda y tirar para delante.
Mucho me temo que los que quieren entrar a toda prisa bien pronto se van a encontrar con alguna sorpresa, porque no deja de ser extraño que, precisamente ahora, los que salen que no quieren salir hayan comenzado a destruir documentos haciendo limpieza en los cajones. Que bien está que tiren sus caquitas, para que los que entran puedan guardar las suyas. Porque tratándose de política sean unos u otros, mierda va a haber mucha, seguro.
Así que mientras patalea la señora Aguirre igual que una niña que ha perdido su muñeca, los otros van ganando posiciones y se van haciendo su composición de lugar.
Eso sí yo les diría bien claro que posiciones pueden ganar todas las que quieran pero que lo que se dice tomar no queda ya mucho que tomar, que está todo tomado. O sea que no queda ya nada que robar. Porque en otras ocasiones ha pasado que, palabrerías y promesas aparte, lo que de verdad les interesaba a tantos políticos eran esas arcas, que se prometían bien llenas. Pero los tiempos han cambiado y desde que empezó la crisis por lo visto comenzaron a robar más deprisa y del tesoro del pirata ya no queda nada.
Porque la política es pura piratería y si no, tiempo al tiempo, que ya discurrirán estos la manera de sacarnos lo poco que nos queda con cualquier pretexto sutil para llenarse los bolsillos.
Y no nos llevemos a engaño que, sorpresas va haberlas, porque ya lo dijo Jardiel Poncela (1901-1952), ilustre escritor, que "los políticos son como los cines de barrio, que primero te hacen entrar y luego te cambian el programa". Por cierto este mismo escritor dijo también que "el que no se atreve a ser inteligente, se hace político".
Ya me lo diréis en una temporada. A ver si los que llegan son capaces de poner la vela donde sopla el aire y no viceversa.