sábado, 31 de marzo de 2012

30 de Marzo, fin de su querida taberna

Esta mañana cuando me he despertado y he abierto los ojos una terrible sensación de malestar me ha envuelto. "Ya no tenemos La Bernarda", me he dicho. Ayer entregamos las llaves de una Bernarda, terriblemente vacía, desangelada, rota. Fue como si José  Luis volviera a  morir de nuevo.
Rota quedé también yo porque con  los ojos abiertos pude comprobar que todo el esfuerzo de un hombre y todos estos años de felicidad, de nuevo volvieron a rodar por los suelos. ¡Qué poco cuesta destrozar  lo que otros han construido con tanto afán!. 
     Y con los ojos abiertos he visto rodar, una a una, todas sus ilusiones, igual que las piedras de las pedrizas, que ruedan cuesta abajo irremediablemente, sin que nada pueda detenerlas. Pero eso ha sido con los ojos abiertos, porque al cerrarlos la he vuelto a ver como era, con todo su encanto, con sus detalles, porque todo en La Bernarda, cada mínimo detalle, tenía su explicación; ninguno de sus objetos estaban sin razón alguna. Al cerrar los ojos le he vuelto a ver dando saltitos por detrás de la barra, gritándome las raciones de pelotillas, pidiendo un paréntesis para descansar, pasando al otro lado para hablar con sus clientes, los únicos que han sido la razón de ser de la taberna, sus queridos clientes, muchas veces, más que clientes, amigos y en todos los casos seres excepcionales para él.
    Desde hoy este es el único consuelo que me queda, recordarle con los ojos cerrados y saber que su querida taberna, como él, permanecerá siempre en nuestros corazones.

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viernes, 23 de marzo de 2012

Feliz bondad en el día 23


José Luis  hubiera cumplido hoy 54 años. Hubiera podido estar curado. Hubiera podido cumplirse nuestro sueño de envejecer juntos. Hubiera podido seguir viva la taberna. Hubiera, hubiera, miles de hubiera  que nunca serán. Y por más que lo he intentado estos meses no me puedo conformar, aunque algún día llegará en  que tendré que hacer una pira con todos esos hubiera y prenderles fuego dentro de mi, solo así podré guardar en mi corazón las cenizas de la vida que pudo haber sido y no será. 
En lugar de cumplir años, cumple sí cuatro meses de su marcha dentro de dos días. Aunque su espíritu está revoloteando por alguna parte, porque se niega a marchar hasta que vea que todo ha quedado resuelto como él hubiera querido. De nuevo más "hubiera" que sin remedio dejarán de ser las realidades con que soñaba regalarnos a cuantos le queríamos. Pero la vida es así, los seres humanos somos como somos. José Luis siempre se fiaba de la gente atribuyéndole más bondad de la que merecía. Él era una buena persona y pensaba que todos lo eran, sin maldad en el corazón ni en los sentimientos, pensaba que la maldad no existe. 
Por eso desde este espacio le brindo un homenaje a su bondad en el día de su cumpleaños, de un cumpleaños que no pudo llegar.

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lunes, 19 de marzo de 2012

Felicidades a todos los padres

Hoy celebramos, además del día de San José, el día del padre. Seguro que todos conocemos cientos de padres, bonísimos, buenos, regulares, malos o malísimos. Nadie debe juzgar a un padre, porque incluso en el peor de los casos, seguro que  ha intentado hacerlo lo mejor posible. No sabemos lo difícil que es ser padre hasta que nos toca pasar por el aro. Tampoco son iguales todas las circunstancias en las que se desarrollan las paternidades. Hay algunas especialmente difíciles, que por azares de la vida dificultan el poder ser un padre diez.
Yo me quiero dirigir desde aquí, a todos esos padres que atraviesan dificultades y por ello ven enturbiada la relación con sus hijos, y que sin embargo siguen luchando por ellos. A todos esos padres que no pueden estar con sus hijos todo lo que querrían. A todos aquellos que a pesar de pasar pocas horas con sus hijos, las llenan de una intensidad magnífica, supliendo así otras carencias.
También quiero dirigirme a todos aquellos padres que piensan que no lo han hecho bien, seguro que no lo han hecho tan mal como creen. A todos aquellos que a pesar de sus imperfecciones han sabido pedir perdón. A todos los que han sido justos con sus hijos, y a los que no lo han sido aunque sin pretenderlo. A todos los que han  apoyado a su prole, en las duras y en las maduras. 
Cuando somos pequeños vemos a nuestro padre como un dios, un ser perfecto; cuando crecemos comienza a caerse el mito y le  vemos como un humano; al convertirnos en padres, le entendemos perdonando sus errores y valorando su esfuerzo. 
Felicidades a todos los padres en su día, para que sepan mantener la llama encendida, sin olvidar nunca que siempre serán padres, a pesar de las dificultades y de los altibajos de la vida. Para que no olviden nunca que un hijo es lo mejor que les ha pasado.

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domingo, 11 de marzo de 2012

Adiós a La taberna La Bernarda

Nació el 20 de Marzo del 2004 y cumpliría ocho años dentro de poco, y digo cumpliría, porque las circunstancias han querido que La Taberna La Bernarda no llegue a esa fecha. Así es, los detalles que nos  rodean a veces parece que se empeñan en ponerlo todo del revés, impidiendo que las cosas sigan su cauce normal. Hay imponderables que no se pueden salvar por ir contra corriente, y cuando sabes que al final de esa corriente te espera un enorme salto, que puede acabar contigo y con tu futuro, no puedes menos que retroceder y buscar otro camino.
Hace meses, antes de que comenzara a complicarse el  estado de salud de José Luis,  no hubiera imaginado que hoy hablaría en estos términos y que llegaría a decirle adiós a la querida taberna que él ideó y donde pasó muchos de sus mejores momentos. Sus amigos le decían que su taberna era como su "juguetito". Y efectivamente lo era, un juguete que cuidaba y mimaba con esmero y con el que consiguió acercar a muchas personas, con el que llevó a cabo  una forma peculiar de manejar  su negocio, donde los clientes eran siempre los protagonistas. 
Ahora me los encuentro por la calle y me preguntan cuándo abro la taberna.  Les digo que no podré abrir nunca  y se lamentan. Les explico los imponderables a los que me enfrento y lo entienden, porque efectivamente hay imponderables contra los que no se puede luchar. La verdad es que con muy poco apoyo la taberna hubiera podido seguir adelante, pero alrededor de ella hay connotaciones que lo han complicado todo de tal manera, que la posibilidad de volver a abrir se ha vuelto un imposible.

Si JL está viendo todo esto, lo estará lamentando profundamente, pero también comprenderá las circunstancias y estará  de acuerdo con nuestra decisión. Porque él sabe, como yo, que sólo una circunstancia hubiera podido salvar la taberna, y aunque  la hemos estado esperando hasta el último momento,  no ha llegado a producirse. Es una pena porque hubiera sido un bonito homenaje para él.
Este mes La Bernarda quedará vacía por completo y nada de lo que fue podrá volver a ser una realidad. Quizá si las circunstancias cambian, algún día la Taberna La Bernarda pueda resurgir en otro lugar de sus cenizas, aunque sin José Luis ya no sería lo mismo.


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jueves, 1 de marzo de 2012

La fotografía

No podía  imaginar, cuando nos hicieron aquella  fotografía   que, varios años después, yo la miraría de frente durante horas y sentiría que la mirada de esos ojos tan llenos de vida intentarían decirme algo. La miro desde todos los ángulos y esos ojos siempre me miran,  no importa dónde esté. Con la expresión alegre y serena. En las tardes de melancolía, que son casi todas, abro el ordenador y la contemplo, en un intento de alargar las horas felices. 
     ¡Qué bien estábamos  entonces! antes de que la crueldad del destino nos separara para siempre, llevándote a ti quién sabe a dónde, y dejándome caer a mi al fondo del abismo,  igual que si hubiera saltado al precipicio. Y, como una pluma que se tambalea mecida por el viento y cae lentamente, igual me voy  desmoronando y cayendo, arrastrada por los vientos de la rutina y las horas sin sentido. 
Pero miro esa foto, la que nos hicimos cuando ni sospechábamos lo que nos tenía guardado el destino, y me digo a mi misma que no te gustaría verme cayendo a un pozo sin fondo, y me animas a levantarme, aunque hay días que a duras penas me tengo en pie. Y con gran esfuerzo me levanto y me obligo a caminar y a seguir hacia delante. Aunque ya no es lo mismo, cuando callejeo,  los paseos saben amargos y los paisajes se ven tristes, tanto  como una tarde de tormenta. Y mi corazón va parando los rayos, que entran por mis sentidos y buscan sitio para seguir su rumbo, igual que yo busco el mío. 
Y cuando por la noche miro la luna, igual que la mirábamos juntos, las lágrimas se escapan de mis ojos
y resbalan por mis mejillas frías, porque miro a mi lado, donde solías colocarte, y no te encuentro, ni tu mano reposa sobre mi hombro, ni me abrazas, ni me besas, ni te veo mirando las estrellas.
Entonces recuerdo aquella fotografía, la que no deja de mirarme y sueño. Sueño que sigues a mi lado, que me miras, que me sientes, que me hablas, que sigues acurrucándote junto a mi, dándome la fuerza que necesito para seguir mi camino. 

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