miércoles, 19 de agosto de 2020

Mascarillas, normativas y otros sinsentidos politiqueros

  •      Cada día estoy más convencida de que nos encontramos en un "déjà vu", porque yo diría que se repiten las mismas situaciones de la primavera pasada. A pesar de que no se esperaba la segunda ola de la pandemia hasta entrado el otoño, la tenemos aquí hace días, en pleno verano. Y mientras los mismos errores del pasado se suceden en una interminable sucesión de sinsentidos, algunos nos preguntamos si las medidas que se están tomando son todo lo eficaces que pretende el gobierno. 
  •     Permitidme que lo dude, porque algunas medidas se están llevando a unos extremos sin horizonte. El uso de las mascarillas al aire libre, por ejemplo, me parece absurdo cuando se puede mantener la medida de seguridad. Además de que las mascarillas nos pueden dar una sensación de seguridad peligrosa; porque a ver ¿quién la cambia cada cuatro horas?. Nadie. Porque el precio excesivo te impide utilizarlas como se debería. Hace falta un buen presupuesto extra para hacer acopio de todas las mascarillas que hacen falta en un hogar de 4 personas para todo el mes. Y como muchos se han quedado en el paro o tienen bajos ingresos no pueden permitirse hacer ese gasto; con lo que las mascarillas se reutilizan durante días, cuando solo deberían durar 4 horas. En esa situación esas mascarillas dejan de ser seguras, porque ni protegen a los demás ni al que las lleva. 
  •     Desde hace días  no me fío de la gente que lleva mascarillas, porque ya doy por hecho que están sobre utilizadas, o sea inservibles. Sumando a esto toda la gama de mascarillas de tela que se están vendiendo de todas las formas, colores y estilos, que, váyase usted a saber si de verdad protegen o solo te sirven para que no te pongan una multa. Porque esa es otra. Yo llevo mascarilla no porque crea que es útil y protejo a los demás, que no lo creo (todo es una industria de intereses creados), sino para que no me multen. Es triste desgracia. 
  •      Aunque parece ser que este temor a las multas, que nos ha estado acosando desde hace meses, no lo es tanto para tantos insensatos que acuden o acudían (porque ahora lo van a tener más difícil) a los botellones o eran asiduos del ocio nocturno. Ya que no tenían ningún miramiento en hacer toda clase de tropelías con tal de hacer de la diversión su objetivo más fundamental de existencia. 
  •      Para muchos la obligatoriedad de las mascarillas no es sino un obstáculo más que les impide salir a la calle, porque,  yo me cuento entre ellos, solo de pensar que tienes que estar todo el día con la mascarilla puesta se te quitan las ganas de salir. Ya solo queda la opción de reunirse en casa, que será lo siguiente que nos prohiban, cuando vean que la gente que ha dejado de salir, se lo monta en casa y se sigue contagiando. Al final no dejarán que vivamos. Porque poco a poco nos van quitando junto con la libertad, la vida misma. 
  •      Mientras tanto el presidente,  de vacaciones; cuando el noventa por ciento del país se ha quedado sin ellas debido a la pandemia, él por su cara chula se va de vacaciones, dejando el país sumido en el desconcierto. Pero la política es así, aunque no ha sido así en los países donde sus mandatarios han permanecido al pie del cañón. Porque sí, en una situación como la que estamos viviendo no queda sitio para descansar cuando la nación entera está en pie de pandemia. Lo malo va a ser que ahora, cuando vuelvan de vacaciones nos a poner la soga al cuello con más normas y van a terminar de cargarse la poca libertad que todavía nos queda, o debo decir, quedaba. 
  •      Y si las mascarillas son tan efectivas ¿cómo es que cada día siguen aumentando los contagiados? Porque con mascarillas o sin ellas, seguimos como seguimos y la ola pandémica sigue su evolución. Yo creo que, independientemente de que debamos cuidarnos, las actuales normas no sirven para nada. Como no sirvió de nada quedarnos en casa, cuando nos quitaron la libertad de desplazarnos para procurarnos el sustento. 
  •      Mientras tanto vemos hundirse negocios cada día, porque lo que se ha hecho con los autónomos es obligarles a un suicidio sin precedentes. Si, se les permitió aplazar las cuotas a la seguridad social; pero ahora hacienda se está quedando la devolución que les correspondería de la declaración de sus rentas. La seguridad social está retrasando el pago de los ertes, abocando a tantos empresarios a una muerte indigna de sus negocios. Para que mientras tanto nuestro presidente se vaya de vacaciones, sin  sentir el más mínimo escrúpulo por abandonar el barco y mirar por su recreo, cuando esos ciudadanos a quienes ha despojado del pan caminan hacia el precipicio. ¡Qué valiente es nuestro presidente! 
  •      Ignoro cómo podrá sobrevivir gran parte de la hostelería, si no se reinventa, a todo este despropósito; no sé cómo podrán salir adelante tantos miles de familias si el gobierno corta la fuente de sus ingresos. Porque quitar el ocio nocturno es a mi parecer una barbaridad. ¿Acaso el virus solo se transmite a partir de la una de la madrugada?¿Me quieres decir que hay más movilidad a esas horas, que a las ocho o a las dos de la tarde? 
  •     Sin duda que no, pero hay que prohibir algo para que parezca que quienes gobiernan y se han ido de vacaciones, están haciendo algo. Algo si que están haciendo, dar palos de ciego y si aciertan será por pura casualidad no porque haya habido inteligencia en el golpe. 
  •      Ignoro qué nos queda por hacer sino tener paciencia y esperar que el virus caiga derrotado, no sé si por el efecto de una vacuna o porque alguna de las medidas que se han tomado haya funcionado de casualidad. 
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