¡Cómo está el mundo! o más que mundo digamos ¡nación! que ¡bastante tenemos con lo que tenemos! y repasando el panorama nos damos cuenta de que más complicado no puede estar.
Ya solo nos faltaban los escraches tan nombrados ultimamente en todas las partes. Bien es verdad que, si la memoria no me falla, estos nacieron en Argentina en su época de dictadura cruda y dura, y ahora están siendo aplicados en esta sociedad nuestra, que dicen algunos entendidos que ser llama democracia. Hay algo aquí que no cuadra, pero como soy de letras, igual es eso.
Y la gente anda un poco rebotadilla con esto de los escraches digo, porque todos quieren hacer valer sus derechos cueste lo que cueste. Los unos, llámense políticos o similar, se defienden diciendo que sus niños no tienen por qué ser víctimas de la presión; los otros, llámense pueblo sin más, alegan que los suyos, sus niños, tampoco tienen por qué ser víctimas de desahucios. Y lo malo es que todos tienen razón, pero lo cruel y lo que está francamente mal, a mi modesto parecer, es que los unos y los otros tengan que utilizar a su respectivamente gente menuda para argumentar. Donde hay un niño no debería haber violencia de ninguna clase.
A mi personalmente me parece mal que se viole la intimidad de cualquier persona, sea político o no. Pero más les valdría a todos sentarse a hablar de verdad, que hasta ahora aunque digan que han hablado, solo han murmustiado palabras sin sentido por lo bajinis. La cosa está muy mal y si no fuera porque ya estamos un poco hasta las naricillas, la cosa no pasaría a mayores, pero mucho me temo que como alguien no lo remedie, esto no lleva idea de parar.
Por otro lado y para dar colorido a la situación, que por lo visto no es lo suficientemente surrealista, aparecen unos diputados de ERC que, rebotados porque ha salido una ley que obliga a dar las clases en español en las aulas, solo con que una persona lo pida, no se les ocurre cosa mejor que imponer sus intervenciones en catalán, motivo por el cual se ven expulsados. Como si no tuviéramos cosas mejores que hacer en estos momentos que debatir sobre lenguas. No digo que el tema no sea importante, pero si no solucionamos primero lo grave que nos está hundiendo, es posible que no tengamos ocasión de hablar, ni en catalán ni en ninguna otra lengua, porque al paso que vamos no nos van a quedar fuerzas.
Luego no olvidemos la situación monárquica, que va de capa caída con los últimos avatares. Primero pillan al rey cazando elefantes, luego a su yerno haciendo acopio de chorizos, y si está implicada la infanta o no, eso es harina de otro costal, que tampoco estaría tan mal que declarara, aunque solo fuera para corroborar lo que el mismo rey dijo hace unos meses, que todos somos iguales ante la ley.
Y mientras tanto seguimos contemplando atónitos a Urdangarín mientras pensamos ¿lo conseguirá o no? Porque está claro que mientras dan tiempo al tiempo, con esto de si declara o no la infanta, tiempo tienen algunos de preparar la estrategia, que libre al yerno del rey del chanchullo en que se ha metido, buscándole un trabajito por el que cobrará unos eurillos de nada en un país con el que España no tiene acuerdo de extradicción pero sí, por lo visto, muchas amistades.
Y mientras tanto el rey sin querer abdicar, mientras muchos se lo piden por favor, que a este paso el príncipe se nos está haciendo mayor y no va a tener ocasión de gobernar. Aunque eso sí, como se salieran con la suya los de izquierdas que están llamando a gritos a la República, no iban a gobernar ni el princícipe Felipe ni Leticia, con lo caro que nos ha salido educarla para ser reina.
En fin, no quiero ser alarmista pero tenemos liada una gorda y eso que me falta hablar de muchas cosas. Pero de momento termino por hoy con una alusión que no podía olvidar.
¡Bueno está el panorama nacional y mientras tanto la Reina bailando en Mozambique!