Impotencia es la palabra, que describe hoy el estado de ánimo de quienes hemos seguido el proceso del rescate de Óscar Pérez. Ayer se abandonó la búsqueda ante el adelanto del mal tiempo en la zona. De nada sirve a estas alturas pensar que pueda seguir con vida, algo que aseguran quienes conocen de cerca su fortaleza física y psicológica. Él, como buen montañero y escalador, se habrá dado cuenta, a la vista de las nevadas que están cayendo, de que el rescate no será posible y seguro que lo habrá asumido con la entereza de su propia fuerza. Ojala su fortaleza le ayudara a bajar por sus propios medios hasta un lugar seguro.
Óscar estaba haciendo algo que le gustaba con verdadera pasión, cuando tuvo este desgraciado accidente, y el sufrimiento de estos últimos días le compensará por las horas de felicidad y satisfacción, que le ha dado este deporte. Desde este blog una emocionada ovación para Óscar, que por su espíritu de superación ha llegado lejos, tan lejos como solo pueden llegar unos pocos privilegiados. Para su familia un gran abrazo, lo mismo que para Silvia. Demos a Óscar el aplauso que se merece.
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