viernes, 30 de diciembre de 2016

¡ Feliz 2017 ! Que reste segundos al minuto y medio.


     De nuevo me quedo a minuto y medio sin poder llegar a donde quiero, sin poder conseguir el objetivo. Seguramente   es hora de preguntarse por qué las cosas que queremos alcanzar, se resisten con fuerza a nuestros deseos. Por qué se nos acercan tanto que incluso podemos  sentir el sabor de la miel y el dulce aroma, si luego desaparecen sin previo aviso, dejándonos maltrechos; porque sabemos que hemos estado a minuto y medio de conseguirlo y se nos ha ido de las manos, maltrechos porque ya van siendo muchos golpes, maltrechos porque nos preguntamos qué hemos hecho mal, maltrechos porque los golpes sobre  las viejas cicatrices duelen más, maltrechos porque las heridas que no esperabas te han hecho más daño. 
    Parecía tan fácil.
     Será que las cosas fáciles son las más difíciles de atrapar, o será que no las sujetamos con fuerza, o que no las deseamos lo suficiente, o que no las merecemos, o que ya las tuvimos y no nos dimos cuenta.
    Parecía tan bonito.
Y de repente cuando te sentías  mecida por el suave baile de las olas,  se despertó el huracán arrasando lo que quedaba de tus ilusiones.

    No lo entiendes muy bien porque tus sueños son simples, hechos de cosas sencillas. Como una mirada feliz, una sonrisa cómplice, un apretón  de manos, un abrazo, una llamada inesperada, que te regalen un libro, que un hermano recuerde la canción que tarareabas cuando sus sueños y los tuyos se estaban fraguando.
         Que en el Nuevo Año no se queden palabras sin decir, abrazos sin dar, cosas sin hacer, metas sin conseguir.
    Que el Nuevo Año le reste segundos a ese minuto y medio que nos queda para alcanzar nuestros sueños. 


   
   
 
   

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martes, 20 de diciembre de 2016

No estaba usted en casa. Mentira gorda.



Hace poco he averiguado que entre los entresijos de las compras por Internet se dicen muchas mentiras. Me refiero a las empresas de transporte,comprometidas a entregar los paquetes a tiempo. Resulta que, cuando se ven desbordadas y no te pueden entregar la mercancía el día señalado, te envían un correo o similar (nunca dejan el papelito que demuestra que han estado allí) diciendo que no estabas en el domicilio y que conciertes nueva fecha de entrega llamando a un número de teléfono 902, o sea de pago.
Me ha pasado varias veces que en ese momento que dicen que no estabas resulta que  si que estaba, por lo cual es fácil deducir que mienten. Lo he descubierto hace poco. Cuando vino el transportista por "segunda vez" me llamó al teléfono (cosa que no hizo la primera vez porque no vino claro) para cerciorarse de que estuviera en casa. Le pregunté que si había venido él la fecha en que supuestamente yo "no estaba en casa", me dijo que ese día no terminaron el reparto y a la hora que yo "no estaba en casa" el estaba en Chilches (una localidad cercana) disponiéndose a regresar al almacén. Le expliqué lo sucedido y me respondió que "suelen hacer eso en el almacén" cuando se ven desbordados, suelen decir que no estás en casa; pero que el parte que él había dejado en el almacén decía que "no entregado por sobrecarga de envíos".

Supongo que es una estrategia para justificar ante los distribuidores tal como Amazon, que no han entregado según lo pactado. A mi me ha pasado con SEUR. Por si acaso si vuelvo a comprar pediré que no sea esta empresa de transporte la que me traiga el pedido. Aunque supongo que a ellos les da lo mismo. Y por supuesto reclamaré a amazon porque para concertar una nueva fecha de entrega había que llamar a un 902, cosa que no tenía por qué haber hecho. En mi pueblo a la gente que hace esto les llamamos sinvergüenzas. Desde luego de profesionales poco, que mintiendo no se llega a ninguna parte y más cuando estás cara al público. 

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jueves, 15 de diciembre de 2016

La leyenda de la diosa Culibilla (una de tantas versiones)


     
    Anayet y Arafita, eran unos dioses pirenaicos pobres, pero muy trabajadores y honrados, odiados por los otros dioses, pero a ellos no les importaba porque tenían algo que les hacía sumamente felices: su hija Culibilla.
     Culibilla era la criatura más encantadora de aquellas montañas, por su belleza y por su bondad. Tenía una capacidad innata para disfrutar de las cosas más pequeñas, sobre todo de sus amigas las hormigas blancas, las quería tanto que por ello llamó Formigal a esas montañas.
Cada día, adulada por sus pretendientes, poderosos y ricos, Culibilla los rechazaba
uno tras otro, y soñaba con el ser, capaz de enamorarla, no con su riqueza sino con la bondad de su alma.
Pero apareció Balaitus, locamente enamorado de ella. Poderoso, rico, temido por todos, nadie había osado nunca oponerse a sus deseos, porque si alguien lo hacía, él era capaz de desencadenar la tormenta más terrible, de lanzar los rayos más espeluznantes y destruir todo a su paso. Culibilla no le quería, porque sabía que no podría ser feliz con él, y lo rechazó. Balaitus, que no había sido rechazado nunca, montó en cólera y juró que la raptaría para hacerla suya.

Así que se presentó frente a Culibilla, ante la mirada horrorizada de las demás montañas, que ni se atrevieron a defenderla, y ésta viéndose perdida llamó a las hormigas blancas en su ayuda: “¡A mí, las hormigas!”, éstas empezaron a llegar de todos los rincones hasta que cubrieron a Culibilla por completo. Balaitus, que no daba crédito a sus ojos, dejó su presa.
Culibilla, en agradecimiento, se clavó un puñal en el corazón, para que todas las hormigas pudieran entrar en él: desde entonces es el forau de Peña Foratata.
Las gentes del lugar dicen que los que suben hasta allí, pueden oír los latidos de Culibilla. También dicen que no han vuelto a verse hormigas blancas, porque están todas allí, con ella.


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