El aviso que voy a notificar hoy no hubiera sido necesario si la gente se comportara como debe, pero a la vista de los ejemplos que voy a contar podréis sacar vuestras propias conclusiones.
En este pueblo, como en en tantos otros, la gente tiene la costumbre de dejar las bombonas de butano en la calle, para que cuando venga el butanero vea dónde es necesaria una bombona. Pues bien, nunca se había oído que desapareciera bombona alguna, víctima del secuestro de manos ajenas, pero hace unos días, ante el asombro de los afectados, una de esas bombonas desapareció (una vez repuesta claro, porque se pagaron tres y solo quedaban dos), vilmente robada por alguien. Pueden hacerse algunas preguntas, ¿lo harían por hacer una gracia?¿lo harían por necesidad?¿lo harían por ser habitual en ellos hacer cosas así?.
Independientemente de las razones que tuvieran para ello, esta acción los ha relegado al rincón de los ladrones. A no ser, claro, que piensen que en este pueblo dejamos las botellas de butano en la calle, para que las coja cualquiera. Pero no es el caso.
Otro tipo de graciosillos son los que se llevan los mandos de las máquinas de tabaco, e incluso los cables, que sí, que esto también ha pasado en un bar de la localidad, con cables y todo, y la máquina no se la llevaron porque pesaba, que si no se van con ella.
Podría contar más casos, pero seguro que todo el mundo conoce alguno. Solo terminar diciendo que les deseamos a estos landronzuelos de pacotilla que ojala que les roben a ellos algo de valor, a ver si así aprenden.
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