sábado, 11 de mayo de 2013

La Teoría del Iceberg

Todos sabemos lo que es un iceberg, pero no os asustéis que no pretendo dar una clase y menos de estas características. Tan solo quiero compartir una teoría que vengo pensando hace años y que sirve para explicar muchas situaciones complicadas.
La teoría del iceberg nos hace ver más claro que una cosa es lo que vemos y algo  muy distinto y bastante más grande es lo que hay debajo. Como el iceberg que solo asoma aproximadamente el diez por ciento de su totalidad.
Esto vale para multitud de situaciones de la vida cotidiana. Por ejemplo cuando un hijo reconoce que se ha saltado la primera clase es que se ha saltado por lo menos seis; cuando una persona reconoce  que se ha fumado solo cinco cigarrillos es que se ha fumado el paquete; cuando una persona te cuenta un problema, ten por seguro que debajo hay mucho más.
Digo esto porque pensar en la teoría del iceberg nos ayudaría a entender a veces a las personas y a no caer en el error de juzgarlas. La persona es el ser más complicado que existe y no podemos pretender   entender a la gente por lo que uno mismo es o siente, un error bastante generalizado. Hay una frase por facebook que dice que si quieres entenderme ponte mis zapatos. Y si vemos hacia nuestro interior y sabemos que solo manifestamos el diez por ciento de lo que somos,  sentimos, sufrimos etc, del mismo modo el resto de las personas, solo manifiestan ese diez por ciento que se ve desde fuera. Como el iceberg.
Por lo tanto para entender a esas personas sería necesario conocer ese otro noventa por ciento que permanece subterráneo. No solo para entender, también para juzgar. Cada cual sabemos lo que encerramos en esa parte soterrada y somos muy libres de manifestarlo o no, eso forma parte de la intimidad y razones  de cada uno.
Hay una virtud que se llama empatía, que no es más que saber ponerse en el lugar del otro y sus circunstancias, que nos ayudaría a captar y entender algo de lo que subyace bajo apariencias que no entendemos ni aprobamos. Pero la empatía es difícil y por eso nos cuesta a menudo entender a los que nos rodean y sobre todo entender conductas que nunca practicaríamos. 
     Hace unas horas leí una frase de otro contexto que decía "se es o no se es" y pensando detenidamente me pareció una barbaridad. Un objeto si que puede ser o no ser, algo puede  ser una mesa o un armario, si es mesa no es armario. Pero el ser humano no es un objeto y no podemos pretender que se comporte como un objeto, que sea o no sea. ¡Ojalá fuera tan fácil! 
Con las personas pasa que entre el blanco y el negro hay toda una gama de matices, tantos que ni imaginamos. Como tampoco podemos imaginar qué cantidad y calidad de problemas puede haber esa parte subterránea que todos llevamos dentro.
Y lo que llevamos dentro solo cada uno lo sabemos, por lo tanto no podemos opinar sobre otros comportamientos que no sean el nuestro, hasta que  nos hayamos calzado los zapatos de los otros, cosa prácticamente imposible. 
Solo con una gran empatía seremos capaces de entender a los que son diferentes a nosotros, fiándonos de que ese noventa por ciento subterráneo, aún sin conocerlo, justifica todos esos actos que no podemos entender de los que nos rodean.


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