De nuevo ha llegado el 25 de noviembre, día que todo cambió y los proyectos que se habían planeado constataron que nunca se realizarían. Porque sí, él se marchó y con él todo aquello con lo que habíamos soñado. Y si en muchas ocasiones el devenir de los acontecimientos marca un antes y un después, aquel día también supuso un final y un comienzo, porque los sueños que habían sido, dejaron de ser y ya nunca ha vuelto a ser como entonces.
Mi vida ha girado mucho desde aquel día, pero una cosa sigue siendo cierta, que cada día le recuerdo, que todavía beso su retrato, que le sigo echando de menos, que a veces le siento junto a mí en su lado del sofá, que le veo dando saltos tras la barra de la taberna. Muchos días todavía caminamos por las calles de Biescas, todavía le llevo el pan tierno para su almuerzo, todavía siento sus abrazo de oso y veo su mirada preguntona. Y muchos días todavía le veo a mi lado en las noches de verano contemplando la luna desde la terraza. Y muchos "todavías" más, porque no hay día que no le recuerde.........
1 comentario:
Te vuelvo a leer amiga...
A recordar a ese ángel, J.L., del
Que nunca me olvidé❤
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