lunes, 8 de marzo de 2021

Pinceladas del 8 de marzo.

 Nunca he sido de celebrar "días de" porque creo que no sirven para nada más que para crear un alboroto que casi nunca llega a ninguna parte. Lo siento. Pero es lo que pienso. Sin embargo, y sea una excepción, este año hablaré sobre el 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, o sea de todas las mujeres, porque todas trabajamos de un modo u otro.

   Soy también una mujer "antimanifestaciones", que son muy patentes pero de escasos resultados. Y es que las guerras muchas veces no se libran solo en el frente. Y, como es el caso del feminismo, más de lo mismo. No me parece que salir a dar gritos sea algo de lo que te debas sentir orgullosa, entre otras razones porque siempre he pensado que conseguir las cosas a gritos no es de personas educadas ni maduras. Como tampoco pienso que las reivindicaciones que se hacen a pecho descubierto sean la mejor manera de representar colectivos de ninguna clase. Reivindicamos la igualdad con los hombres, y sin embargo a veces nosotras mismas nos rebajamos sin darnos cuenta. 

     Hay muchas feministas que confunden el feminismo con actitudes de odio a los hombres. Pero hay muchos hombres, cada vez más, feministas. No  tenemos por qué enfrentarnos a ellos, sino caminar con ellos en igualdad de condiciones; de eso se trata ni más ni menos. Y para eso no hace falta dar gritos. Muchas mujeres a lo largo de la historia han sido feministas sin gritar, con acciones más contundentes. Durante la guerra de la independencia en 1808  las mujeres salieron a pelear junto a los hombres; Agustina de Aragón sin plantearse su igualdad a los hombres hizo lo que pensó que debía hacer; coger las armas y salir a la calle, junto a otras muchas mujeres que la imitaron. Años más tarde en 1838 también fueron las mujeres las que durante el sitio de Zaragoza pelearon con todas las armas a su alcance para conseguir la victoria y utilizaron cacerolas, sartenes, aceite irviendo y todo lo que se les ocurrió para conseguir el retroceso de los franceses. Y no habían salido a gritar pero hicieron lo que había que hacer. 

    Este año hay mucha polémica con respecto a la celebración del día de la mujer, que, debido a la pandemia, va a ser diferente. Pero no hay que rasgarse las vestiduras. Hay muchas maneras de reivindicar nuestros derechos a través de otros muchos medios. Están las redes sociales con una influencia mucho mayor que varias manifestaciones juntas, que no hace falta dar gritos, cuando a través de las palabras se puede conseguir lo mismo. Que no se diga que las mujeres del Siglo XXI no sabemos hacernos oír porque nos impiden salir a la calle. En estos momentos nuestros problemas no se solucionan cogiendo las armas, pues utilicemos el diálogo, los buenos argumentos y el trabajo de cada día,  para derrotar al enemigo, que hoy por hoy sigue siendo la desigualdad social. Pero no olvidemos una cosa, el feminismo no es solo cosa de mujeres de izquierdas. 

    Todos los medios son igualmente válidos para hacerse oír. A mi personalmente hay feministas que no me representan, además ¿por qué necesitamos que nos representen? Debemos bastarnos para representarnos a nosotras mismas, con nuestra manera de ser personal. 

    A veces el feminismo peca de intolerante con otras mujeres que piensan diferente; olvidan que quizá hay mujeres que  quieren ser feministas de otro modo y se sienten bien en su rol de "mujeres florero". ¿Por qué habría de importarnos? ¿Por qué tenemos que ser todas iguales? ¿por qué pensamos que las mujeres florero son menos feministas? Podría hablar un  día entero sobre esto pero tampoco voy a disertar sobre un tema del que ya tenemos datos más que de sobra. Son pinceladas.

     Nunca me he parado a pensar si soy o no feminista, no necesito poner nombre a mis actos porque esto no explicaría del todo mi manera de pensar. Soy una mujer que vino a este mundo dando guerra, y que su lucha de esos primeros días han sido un avance de toda una vida. Y no soy guerrera, soy muy normalita y desde la sombra he reivindicado lo que creía y no pienso que por reivindicar desde el silencio  sea ni menos ni más que otras, lo importante no es encasillarse en un nombre sea el que sea, lo importante  es ser coherente. Y en estos momentos de pandemia lo coherente sería demostrar que las vidas nos importan más que salir a dar gritos. Que ya habrá tiempo de gritar cuando la gente deje de morir. 

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