Acaba de cumplirse el octavo mes y todavía hay recuerdos que se asoman a mi mente, como si las cosas acabaran de ocurrir. Le veo sentado en su esquina de la piscina, balanceando sus pies dentro del agua mientras cuenta los largos que voy nadando. La última vez me quedé en ciento dieciséis, pero eso fue el verano pasado. Ahora soy incapaz de nadar tanto, sin verle juguetear con sus pies cada vez que paso por su esquina, donde se sentaba para hacerme compañía.
El hueco que ocupaba sigue estando a mi lado, me sigue haciendo compañía y de vez en cuando le miro de reojo por si alguna vez le pudiera encontrar de nuevo. ¡Quién sabe si uno de estos días.....!
Solíamos escuchar esto juntos
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