lunes, 15 de julio de 2013

Del vestíbulo a la cocina (reflexión de una cabra loca)

Dicen que cuando todo va bien en la vida, la rutina enmascara el verdadero rostro de las personas, que solo hace falta un clic que lo desbarate todo para que ese rostro quede al descubierto. Y con  el paso de los años terminamos dándonos cuenta de que no conocemos a quién creíamos conocer, que no sabemos nada de quien tenemos cerca, que vivimos tan ajenos que no tenemos detalles de la vida de quienes si deberíamos conocer. Somos perfectos desconocidos unos de otros y la vida que ha pasado a nuestro lado nos pone al fin de manifiesto cosas que nunca hubiéramos pensado sobre los otros.
     Y lo mismo les ocurre a esos otros que no tienen ni idea de nuestra vida porque nunca pasaron del vestíbulo de nuestra casa. Pero un día la vida te obliga a entrar a la cocina de esas personas, y cuando ves sus  cacharros sucios, el cubo de la basura, las perolas en el fuego, la nevera llena de imanes, etc, te das cuenta de que a pesar de tan familiar, aquel que tienes delante es un desconocido.
Dicen que cuando un detonante desencadena la crisis hay que tener los ojos bien abiertos porque es entonces cuando se pone de manifiesto el verdadero modo de ser. Es como el barco que navega feliz con el mar en calma y cuando se desencadena la tormenta todo se desparrama por el océano, o como el volcán que, durante años apagado, vuelve a resucitar y lo quema todo a su paso. 
A veces nos encontramos en la vida con tormentas enfurecidas que nos hacen naufragar, con volcanes encendidos que queman todo cuanto queríamos. Es entonces cuando llega el momento de hacer una profunda reflexión y lanzarse a la búsqueda de lo verdaderamente importante. 
Nunca hasta entonces te habías dado tanta cuenta de que todo en esta vida es relativo.
 Decir decepcionante sería poco. Pero merecería la pena porque también dicen
que es en los momentos de crisis cuando te das cuenta de con quién puedes contar y quién no va a abandonarte nunca, quién te respeta y acepta como eres, quién seguirá hablando contigo a pesar de pensar diferente.
Y para terminar también dicen que las personas son como son y no como tú las ves, aunque tarde o temprano habrá un día que terminarás viéndolas como son.
 Si eso llega, no te precupes, a ellas les pasa lo mismo contigo.

2 comentarios:

Nuria dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nuria dijo...

Nadie es perfecto, no soy perfecta ni pretendo serlo; tampoco tonta sino que me considero moderadamente inteligente, por eso pienso que estamos condenados a no entendernos hasta que no aprendamos a escuchar.