martes, 2 de junio de 2015

El caso es pagar el pato.




          Recuerdo que cuando comenzaron  a salir casos de corrupción nos llevábamos las manos a la cabeza y casi nos rasgábamos las vestiduras. A estas alturas, estamos tan acostumbrados a que nos roben que ya ni nos inmutamos. Nuestro interés lo despiertan más Ortega Cano y Pantoja con sus idas y venidas a la cárcel, que puestos a sacar beneficio, esto vende más. Y puestos a padecer, es inútil padecer ya que no podemos hacer nada por acabar con la corrupción. Eso sí, los gobernantes que nos ha tocado en suerte si que están intentando acabar con ella, a costa del contribuyente final, del que sacan pingües propinas extras con argucias varias.
Porque digo yo. Si compras un piso y pagas rigurosamente al fisco su correspondiente diez por ciento del valor de compra, y luego viene hacienda y te dice que has comprado por debajo del valor real que le debes pagar más y te añaden una cláusula de que como están luchando contra la corrupción a ti  te toca pagar más; es esto una argucia abusadora para sonsacar o ¿no?. Y claro, luego te das cuenta de todo lo que han robado y de que nadie devuelve nada y se te queda la cara de atontado cuya expresión no puedes borrar por más que lo intentes. 
Porque claro nos hemos rasgado las vestiduras con tanto mangoneo, pero a qué esperamos, digo yo, para reclamar que devuelvan lo robado ¿Somos tontos o qué? Que dirían en mi pueblo. 
¿Este gobierno va a acabar con la corrupción a costa de quienes han comprado un piso con mucho esfuerzo, mientras otros que lo tienen todo sin esfuerzo, siguen robando? Aquí hay algo que no encaja, que diría un amigo mío. 
Claro, tratándose de política lo raro es que algo encajara, pero como tenemos tan metido que la política es un mal necesario, nos importa un comino encaje o no, seguimos pagando de más para facilitar futuros expolios sin tan siquiera una queja. Porque ¡de qué sirve quejarse! Si ya te lo dicen en la administración misma , quéjate quéjate, que no te va a servir de nada. Al menos a mi me lo dijeron. Pues si señor, me quejé, que el derecho al pataleo no me lo pierdo. Eso sí, no me sirvió de nada, como muy bien me dijeron el día que llevé las alegaciones. 
Y se entiende porque como han robado tanto, ya va quedando menos y hay que volver a llenar los cajones, para que cuando lleguen los que tienen que llegar se encuentren alguna chuchería en las arcas y no las encuentren vacíos. Porque no nos engañemos, que los que llegan nuevos van a seguir lo propio, que una vez en el poder, es muy difícil seguir siendo honrado. Que de un modo u otro van a seguir robando. O si no, tiempo a la historia. Que todo esto de la historia es cíclico, se repite una y otra vez. A ver por lo menos si le roban a gente distinta para que no tengamos que pagar el pato siempre los mismos. 
(Filosofía de andar por casa)

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