lunes, 23 de marzo de 2020

Un día menos. Sentido común. Reflexiones de una guerra inesperada (2ª parte)

     Hoy me gustaría reflexionar sobre un tema muy comentado estos días a raíz del confinamiento por el coronavirus. Aunque mucho me temo que las personas, entre las que incluyo a los que dan las ordenes,  que no convivan con un perro no podrán entender. Porque hay cosas relativas a los perros que solo podemos entender quienes convivimos con ellos. 
     Algunos dicen que somos privilegiados porque podemos salir con ellos al acompañarlos a hacer sus caquitas, que no es salir a pasear, aunque nos desplacemos mas de 25 metros de casa. Quien entiende de animales sabe que los perros tienen que buscar su sitio a su gusto para hacer sus deposiciones. Pues bien, como ellos no entienden de coronavirus resulta que los sacas a la calle y no saben que tienen que hacer sus cosas en la misma puerta de casa, como vienen apercibiendo los que mandan ; y como su manera de entender es distinta tampoco se lo podemos explicar. Mi perra está educada para que, hasta que no llega a una zona de tierra, como el pipican o los caminos de las afueras del pueblo, no hace sus cosas. Por lo que en estos momentos lleva cuatro días sin hacer caca, solo hace pis. 
     

      Además en la urbanización donde vivo hay más de cien perros, por lo que si nos quedamos en la puerta con toda seguridad coincidimos con más de un vecino, mientras que si nos alejamos 150 metros esta posibilidad no existe y es mucho más seguro. Entiendo por sentido común que es más seguro alejarse esos 150 metros que quedarse en la puerta. pero claro ¿Quién ha dicho que todos tengamos el mismo sentido común?.
    Y a los que no lo entienden, les quiero decir que SÍ,  SOMOS PRIVILEGIADOS por tener a nuestro peludo como parte de la familia, pero lo somos ahora, lo somos desde que lo tenemos y seguiremos siéndolo cuando todo esto haya acabado. Y somos privilegiados aunque  se ponga  enfermo y tengamos que correr al veterinario, aunque  tenga  diarrea y tengamos que sacarlo a la calle  de madrugada en pleno invierno; aunque tengamos que privarnos de cosas necesarias para que a él no le falte un plato de comida cada día, o para pagar sus medicinas o la consulta al veterinario. Porque SÍ somos privilegiados todo el rato y con todas las consecuencias. 
    Y ahora también somos privilegiados, aunque salgamos a la calle con miedo, no solo por el coronavirus que sería lo normal, también con miedo porque no sabemos si los que controlan el orden van a entender que mi perra  que nunca ha cagado en el cemento, asfalto o en la acera porque se le ha educado así, por mucho que sea la normativa actual, está enfermando porque lleva tres días sin hacer sus deposiciones. Si tres, porque al principio del confinamiento yo la llevaba a una zona cercana con tierra (que ahora no dejan) . 
     Ayer sentí lástima y vergüenza al mismo tiempo porque saqué a mi perra y al ver que tampoco hacía su deposición, yo, que no suelo rezar, me vi rezando para que mi perra cagara. Cuando lo normal sería rezar para que pase esta pandemia.
     Y hago esta reflexión porque hay que hablar de todo.
     Mientras tanto seguimos descontando días, porque ya queda un día menos para que esto acabe.
(continuará)



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