miércoles, 19 de mayo de 2021

La música y su lenguaje subliminal

     Os prometí hace tiempo que no iba a hablar de política y que tampoco iba a criticar al gobierno. Promesa que he incumplido muchas veces.  Veremos si la puedo cumplir o la cabra tirará para el monte. Lo intentaré de nuevo.


     Nada mejor que la buena  música para expresar sentimientos. Y nada mejor que la música para transmitir sensaciones. A veces no somos capaces de expresar con palabras cómo nos sentimos, cómo gozamos, cómo sufrimos y la música sale a nuestro encuentro para darnos la nota que necesitamos para hacernos entender. Otras veces si que somos capaces de expresar con palabras lo que sentimos y la música nos da el marco adecuado para ponerlo de manifiesto. 
     A veces, cuando alguna circunstancia  que necesita reflexión aparece, utilizar la música nos ayuda a hacer emerger esa especie de lenguaje subliminal, que transmite abiertamente lo que deseamos comunicar a la otra persona. Me encanta el lenguaje subliminal, claro, cuando sabes que la otra persona entiende ese lenguaje. No suele pasar a menudo que encontremos alguien tan afín , que nos entienda lo que directa o indirectamente deseamos que él o ella comprenda. A mi me ha pasado pocas veces llegar a sentir esa compenetración, sin apenas conocer a alguien, que me ha llevado a expresar cosas o sentimientos que hubiera ocultado en cualquier otro momento.

     Cuando esos momentos llegan ya solo es cuestión de dejarnos llevar y de disfrutar en ese ir y venir de notas musicales, que van llenando de color nuestro interior más íntimo (valga la redundancia). Porque todos los interiores no tienen la misma profundidad ni la misma intensidad; están los interiores de andar por casa donde cabe todo; están los interiores censurados, que dejas ver a algunas personas; finalmente están los interiores profundos, esos donde solo entra alguien especial. 
     Ese alguien  que te transmite otra música diferente, capaz de calar hasta lo más hondo de la médula y que, cuando pensabas que ya nada podía hacerte vibrar, te ponen la piel de gallina y te hacen temblar. Que cuando creías que todo iba a ser rutina te producen ese fogonazo capaz de encender esos rescoldos que creías apagados hace tiempo. Mientras tanto la música lo presencia todo mirando de reojo cómo te afecta. Y tú te dejas mecer por esas notas musicales, que no sabes  ni cómo, ni por qué han llegado hasta tí. 

     Bueno, no sé si es mejor que hable de política. Uf....(continuará)

No hay comentarios: