Cuando se acerca la Navidad suele hablarse de milagros, rara es la cadena de televisión que no emita películas en las que se obren algunos milagros. Nos emociona oír que en algún rincón de la tierra alguien ha sido merecedor de alguno de estos milagros.
Pero luego llega la realidad donde muchos miles de personas se quedan con la insatisfacción de no haber sido los receptores de uno de ellos. Será porque los milagros no existen.
A pesar de saberlo, María Calamidad no se resigna a quedarse sin su milagro particular. Este año lo necesita más que nunca. A menudo se dice a sí misma que si otros tienen suerte con su milagro por qué ella no.
En Navidad vuelven a casa los hijos, se reúnen las familias, se olvidan las discrepancias, las disputas para pasar una velada armoniosa y feliz. Pero en la familia de Calamidad todo es diferente y no sabe si por fin se llevará a cabo el milagro que espera. Mientras tanto ella está muy triste y cansada y le pasan por la cabeza ideas descabelladas que no sabe si un día llevará a cabo. Está muy cansada, a menudo piensa que no puede más. Porque cuando pensaba que ya merecía vivir tranquila y pasar sus últimos años en paz, le han dado la mayor bofetada que le han dado nunca. Le ha dolido porque no la vio venir y no pudo abrir el paraguas que amortiguara el chaparrón.
Calamidad ha sido siempre muy fuerte pero ahora llora a escondidas y cuando menos lo espera le vienen lágrimas a los ojos que no puede contener. Hace unos años no pensaba que pudiera llegar a estar tan mal. Se siente derrotada y sin fuerza y lo que es peor, sin ilusión por la vida. Por esa vida que tanto le ha constado construir y tanto dolor le ha hecho soportar.
Nadie mejor que ella lo sabe, incluso los que creen saberlo todo de ella, no saben ni la décima parte de lo que pasó y de las andaduras por las que ha tenido que pasar. Ahora la han derrotado, después de ganar cientos de batallas por fin ha perdido la guerra, esa guerra a la que se vio abocada al nacer que ni ella pidió, ni se merecía.
Por eso más que nunca este año necesita ese milagro que quizá no llegue.


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