lunes, 23 de noviembre de 2009

Reflexión a la luz tenue de una vela

Poco a poco las aguas vuelven a su cauce, el árbol, que los vientos incontrolables intentaron derribar, se alza majestuoso, como si tras la cruel embestida, se hubiera fortalecido todavía más. Con frecuencia ocurren estas cosas, que los que intentan hacernos daño, sin quererlo consiguen justamente lo contrario, y el daño que no pudieron ocasionarnos se vuelve contra ellos inmisericorde, dejándolos en la más profunda desolación.
Pero por fortuna la naturaleza que es sabia, termina poniendo las cosas en su sitio y cada cual encuentra lo que es más justo y los que viven para hacer el mal, ven con horror que ya es demasiado tarde, para enmendar lo que nunca debió ocurrir.

6 comentarios:

Pelairinrinrin dijo...

Corto pero real. Un saludo

Pizpireta dijo...

Mira que te gustan las metáforas, Sofi,porque es una metáfora ¿verdad?

Anónimo dijo...

Pero lo malo es que si ocurre lo que no debió ocurrir, el desastre es tal que ni el tiempo lo puede corregir.

Balaitus dijo...

Me gustan los misterios de este blog.

Turrones Sebastian Gil dijo...

Y cuando la buena gente, la que de verdad importa, se toma la molestia de hacer el bien, de manera altruista apenas nadie lo nota...sin embargo está ahí, siempre presente y siempre dando todo por nada.
¡Gracias, Sofi!

salvadorarnau dijo...

Una gran verdad, quien a hierro mata a hierro muere.. o recoge lo que siembra.
Saludos.