Poco a poco las aguas vuelven a su cauce, el árbol, que los vientos incontrolables intentaron derribar, se alza majestuoso, como si tras la cruel embestida, se hubiera fortalecido todavía más. Con frecuencia ocurren estas cosas, que los que intentan hacernos daño, sin quererlo consiguen justamente lo contrario, y el daño que no pudieron ocasionarnos se vuelve contra ellos inmisericorde, dejándolos en la más profunda desolación.
Pero por fortuna la naturaleza que es sabia, termina poniendo las cosas en su sitio y cada cual encuentra lo que es más justo y los que viven para hacer el mal, ven con horror que ya es demasiado tarde, para enmendar lo que nunca debió ocurrir.
6 comentarios:
Corto pero real. Un saludo
Mira que te gustan las metáforas, Sofi,porque es una metáfora ¿verdad?
Pero lo malo es que si ocurre lo que no debió ocurrir, el desastre es tal que ni el tiempo lo puede corregir.
Me gustan los misterios de este blog.
Y cuando la buena gente, la que de verdad importa, se toma la molestia de hacer el bien, de manera altruista apenas nadie lo nota...sin embargo está ahí, siempre presente y siempre dando todo por nada.
¡Gracias, Sofi!
Una gran verdad, quien a hierro mata a hierro muere.. o recoge lo que siembra.
Saludos.
Publicar un comentario