Camina arrastrando sus pies, levantando una nube polvorienta, que le persigue incansable allá donde va. Con las alas rotas, incapaz de levantar el vuelo, toma impulso una y otra vez, pero todo es en vano. Recuerda que hubo otra época, cuando volaba tan alto que era capaz de contemplar las mayores maravillas. Recuerda sus alas abiertas dejándose abrazar por el viento, surcando corrientes invisibles de felicidad.
El polvo del camino le devuelve la realidad, y contempla sus alas rotas, impregnadas de barro. Y sigue arrastrándose hacia la cima más alta para sentir una vez más el abrazo del viento. Como puede, llega y se arrastra hasta el borde, luego mira hacia abajo y se deja caer. Y mientras cae recuerda aquel tiempo cuando solía volar, cuando sus alas no tenían cicatrices, ni barro, ni soledad......
1 comentario:
Es triste saber que uno ya no puede volar como lo hacía, pero tenemos imaginación, sueños, recuerdos, suficiente impulso para emprender un vuelo.
Un abrazo
Publicar un comentario