jueves, 13 de febrero de 2014

Cortina de humo o técnica del despiste

Por suerte o por desgracia hace tiempo que estamos acostumbrados a ver cómo las cortinas de humo intentan desviar nuestra atención de asuntos importantes y por lo tanto peligrosos. 
La más reciente la acabamos de presenciar durante estos últimos días, cuando se ha centrado la atención de todos los informativos en el tema del vídeo, que se ha colado en el ciber espacio sobre la declaración de la infanta. Y ¡hale! todo el mundo hablando de lo mismo, como si a los telespectadores nos importara un comino asunto tan nimio en las actuales circunstancias de este país. No nos importa si se ha colado el vídeo, ni quién lo ha colado, los que se tengan que encargar de este asunto que lo hagan sin darle tanto bombo y platillo, lo que nos importa es conocer la verdad del caso.
Y mucho me temo que no la conoceremos nunca porque a la vista de lo visto, da la sensación de que tanto desvío de atención pretende que nos olvidemos del asunto. Es posible que debiéramos hacerlo porque mucho me temo que quienes tienen que arreglar el desaguisado en que se ha metido la infanta, se han aplicado día y noche en hacerlo, y tanta declaración, tanto preparativo, tanto rollo con el vídeo, no parece más que una actuación bien orquestada que probablemente dará sus frutos. 
Los paripés a veces funcionan y quienes los sufrimos tendremos que hacer como que no nos enteramos y por dentro pensar lo que creamos conveniente; seguramente acertaremos...pero no se lo diremos a nadie por si acaso, porque a la vista de los últimos retrocesos políticos, nunca se sabe hasta dónde tienen pensado llegar. Posiblemente tengamos que volver a épocas dictatoriales donde las palabras se pagaban con la vida. 
Quizá sería recomendable que para futuras elecciones hiciéramos pasar un examen a los políticos, donde se evaluaran no solo conocimientos, sino verdaderas intenciones. El que no estuviera dispuesto a progresar sería descalificado, lo mismo que quién practicara políticas de retroceso. 
Que ya vale que tanto político del tres al cuarto se ría en nuestras narices y no hagamos nada por evitarlo. Se tiene que terminar que cualquiera valga para político, que luego así nos va. 

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