domingo, 9 de febrero de 2014

El río del edén de José María Merino. No os la perdáis.

A pesar de que no me entusiasman los relatos en segunda persona, tengo que reconocer que El río del edén de José María Merino, me enganchó desde las primeras páginas, no en vano se le ha concedido a su autor recientemente el premio nacional de narrativa con esta obra.
Yo diría que es una gran novela sobre la vida y sobre las circunstancias que motivan el desarrollo de la existencia de sus protagonistas. Cada personaje va apareciendo en escena conforme lo  van propiciando esas circunstancias, a la vez que  va completándose un enorme puzzle, donde cada  pieza tiene su razón de ser. 
El paisaje recurrente del pasado de sus protagonistas se va engarzando minuciosamente en un presente trágico que acaba de dar un vuelco a sus vidas.  Y como un retorno al edén del principio de los tiempos, el protagonista regresa a su edén particular, donde vivió felices momentos con el amor de su vida. Pero la mano cruel del destino ha querido que ella falleciera. Él se dirige con su hijo a ese edén, la laguna particular donde fueron felices, para depositar en ella sus cenizas. 
Durante el recorrido se van engarzando una tras otra, como un collar de perlas, esas escenas que han ocupado su pasado y su presente. Y  la misma conciencia del protagonista como una voz desde dentro le va relatando todos los acontecimientos. 
La profunda reflexión  le lleva a momentos duros de su devenir, donde el amor, la traición, los celos y el arrepentimiento van dando  pinceladas en la vida de cuantos intervienen. Uno a uno  se van analizando personajes, momentos, desenlaces, que ayudan al protagonista a entender el significado de su vida.
El largo camino hacia la madurez ha llevado a un hombre a asumir primero su modo de ser, luego a entender a cuantos han tenido que ver con su vida y sobre todo a aceptar al hijo que con su llegada le rompió todos los esquemas y con el que ahora ha  establecido una relación profunda llena de amor y dedicación.
En definitiva, una novela que no debéis perderos. 

No hay comentarios: