José Luis hubiera cumplido hoy 54 años. Hubiera podido estar curado. Hubiera podido cumplirse nuestro sueño de envejecer juntos. Hubiera podido seguir viva la taberna. Hubiera, hubiera, miles de hubiera que nunca serán. Y por más que lo he intentado estos meses no me puedo conformar, aunque algún día llegará en que tendré que hacer una pira con todos esos hubiera y prenderles fuego dentro de mi, solo así podré guardar en mi corazón las cenizas de la vida que pudo haber sido y no será.
En lugar de cumplir años, cumple sí cuatro meses de su marcha dentro de dos días. Aunque su espíritu está revoloteando por alguna parte, porque se niega a marchar hasta que vea que todo ha quedado resuelto como él hubiera querido. De nuevo más "hubiera" que sin remedio dejarán de ser las realidades con que soñaba regalarnos a cuantos le queríamos. Pero la vida es así, los seres humanos somos como somos. José Luis siempre se fiaba de la gente atribuyéndole más bondad de la que merecía. Él era una buena persona y pensaba que todos lo eran, sin maldad en el corazón ni en los sentimientos, pensaba que la maldad no existe.
Por eso desde este espacio le brindo un homenaje a su bondad en el día de su cumpleaños, de un cumpleaños que no pudo llegar.
1 comentario:
Animo en estos aniversarios que son duros, Sofi; expresas muy bien lo que se siente cuando se queda una con una vida imaginada colgando en el vacío. Pero aprovecha los aniversarios como ceremonias de despedida - de despedida en compañía, porque las personas que hemos querido siempre nos acompañan dentro, pero eso, ya con más paz de espíritu y sin la angustia de atormentarse por lo que habría podido ser y no fue. A cambio, queda la vida, imprevisible y llena de sorpresas, y con la compañía dentro de lo bueno que hemos vivido cada cual.
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