sábado, 31 de marzo de 2012

30 de Marzo, fin de su querida taberna

Esta mañana cuando me he despertado y he abierto los ojos una terrible sensación de malestar me ha envuelto. "Ya no tenemos La Bernarda", me he dicho. Ayer entregamos las llaves de una Bernarda, terriblemente vacía, desangelada, rota. Fue como si José  Luis volviera a  morir de nuevo.
Rota quedé también yo porque con  los ojos abiertos pude comprobar que todo el esfuerzo de un hombre y todos estos años de felicidad, de nuevo volvieron a rodar por los suelos. ¡Qué poco cuesta destrozar  lo que otros han construido con tanto afán!. 
     Y con los ojos abiertos he visto rodar, una a una, todas sus ilusiones, igual que las piedras de las pedrizas, que ruedan cuesta abajo irremediablemente, sin que nada pueda detenerlas. Pero eso ha sido con los ojos abiertos, porque al cerrarlos la he vuelto a ver como era, con todo su encanto, con sus detalles, porque todo en La Bernarda, cada mínimo detalle, tenía su explicación; ninguno de sus objetos estaban sin razón alguna. Al cerrar los ojos le he vuelto a ver dando saltitos por detrás de la barra, gritándome las raciones de pelotillas, pidiendo un paréntesis para descansar, pasando al otro lado para hablar con sus clientes, los únicos que han sido la razón de ser de la taberna, sus queridos clientes, muchas veces, más que clientes, amigos y en todos los casos seres excepcionales para él.
    Desde hoy este es el único consuelo que me queda, recordarle con los ojos cerrados y saber que su querida taberna, como él, permanecerá siempre en nuestros corazones.

2 comentarios:

unjubilado dijo...

Lo siento Sofi. Me gustaría decirte muchas cosas, pero no se me ocurre nada.
Un fuerte abrazo.

Nuria dijo...

Ese lugar "físico" de La Bernarda, ya no existe, pero lo que siempre existirá es "el espíritu de La Bernaerda"