Ha comenzado el bailoteo de la desescalada (término inventado por alguna mente supina, que de momento no aparece en el diccionario de la RAE), y nunca mejor que ahora seguimos viendo el desfase de lo que queremos nosotros y lo que nos obliga a hacer el gobierno.
En Comunidad Valencia que, según la consellera de sanidad teníamos matrícula de honor, resulta que por lo visto no se ha hecho todo lo bien que se debería, matrículas de honor aparte. Seguramente el ministro Illa le ha dicho a todas las comunidades lo de la matrícula para motivarlas. Pues no ha hecho bien porque ha creado expectativas, que no han estado acordes con la realidad, llevando a los ciudadanos a la frustración. Y como se nos está agotando la resilencia, resulta que las bromas como ésta ya no nos hacen ninguna gracia.
Todo esto nos lleva a desconfiar de nuestros políticos autónomos, que no están haciendo bien los deberes. No se han hecho suficientes test, he ahí el motivo por el cual seguimos confinados en la fase 0. Es verdad que en otros sitios se han hecho más, pero con poca fiabilidad, pero por lo visto eso no cuenta porque como nos venimos moviendo por números, lo que interesa es subir la cifra de test sean buenos o no. Pues vale. Difícil veo que en solo una semana adquiramos la cifra necesaria para conseguir ese deseado cambio de fase.
Mientras tanto seguimos siendo expectadores de este batiburrillo politiquero, viendo como nuestros políticos (algunos parece que haciendo campaña) se mueven más por intereses de partido que por el bien de los ciudadanos. Y no se enteran de que no se trata de hacer campaña, de que se está quemando el monte y todos tenemos que ayudar, olvidando nuestros intereses. Ya habrá tiempo para campañear (yo también me puedo inventar palabras) cuando todo pase.
Y seguramente cuando esto pase lo primero que tendrán que plantearse es en cambiar la forma de politiquear. Porque si en la vida de los ciudadanos esta pandemia va a suponer un antes y un después, es justo que vayamos todos a una y comience a hacerse política de un modo diferente, no sé, con más unidad y coherencia por ejemplo. A lo mejor debemos olvidad la política partidista para comenzar a votar individualidades. Pero este es un teme para otro día.
Y mientras pasamos de fase, mencionar otro de los grandes olvidados en esta pandemia, sumado a la lista de daños colaterales: el sexo.
Porque se han oído muchas cosas, pero no consigo oír hablar de sexo, de cómo la pandemia ha colaborado en cambiar la manera de disfrutar del sexo. Los que han tenido la suerte de vivir emparejados habrán podido practicar (suponiendo que se sigan llevando bien) por aquello de que si estás comiendo lo que yo te guiso y te lavo los calzoncillos, o las bragas, según sea quién lave, pues también podemos practicar sexo un rato a cuenta de la convivencia. Pero los que esto les ha pillado más solitarios que un pino en medio del desierto, no les ha quedado más remedio que hacer uso de la imaginación y del sexo solitario para descargar la adrenalina que, entre otras cosas, les provoca el estar encerrados. Pues hay que pensar en todo y tampoco se ha pensado en ellos. A más de uno han pillado en una escapadita para encontrarse con su amante y le han colocado la consabida multa. ¡Pero hombre! no sean ustedes tan tiquismiquis, que es fuerza mayor, que tienen a los pobres solitarios más solos que la una y si la Ayuso puede saltarse el confinamiento, junto con varios cientos de personas que no guardaron las distancias, por mucho que se clausure un hospital, un par de amantes buscando aliviar sus necesidades con sus novi@s o quién les dé la gana, no es para que les pongan una multa.Porque al fin y al cabo se trata de aliviar una necesidad fisiológica y creo yo que a nadie le han puesto una multa por ir a aliviar sus intestinos, por ejemplo.
Pues nada. Lo siento por los que viven solos y están en edad de relacionarse, que tendrán que esperar un poco o mucho más, porque nadie ha preguntado en las ruedas de prensa diarias en qué fase se desconfina el sexo.
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