Lo peor de subir a una cima de un monte es que luego tienes que bajar. Y bajar del monte a veces es complicado y más difícil que subir. Mi experiencia es que bajando del monte he pasado más miedo que subiendo; ir cuesta abajo es complicado porque la inercia te empuja hacia delante y un mal paso puede hacer que tu cuerpo termine rodando. Otro ejemplo, las rodillas nunca me han dolido subiendo pero sí bajando, porque las llevas en tensión frenando mientras caminas.
Esto viene a que con la desescalada pasa algo parecido; algunos bajan con miedo, otros sin pensarlo, otros rodando. Porque con el ejemplo que nos está dando el gobierno ya no nos fiamos de nada y dudamos sí las obligaciones que nos vienen impuestas por el gobernante (ya que solo manda uno)de verdad sirven para algo.
Porque se han pasado la pandemia diciendo que las mascarillas solo eran necesarias para el personal sanitario y cuando más carga vírica había en las calles, todo el mundo íbamos sin ellas. Ahora que la carga vírica es mucho menor, las hacen obligatorias porque como ya han llegado a los mercados ahora hay que gastarlas. Porque esto ha ido así: no hay mascarillas en el mercado, no son obligatorias; hay mascarillas en el mercado, son obligatorias. Mientras tanto siguen sin hacer los test que serían necesarios, que es lo que verdaderamente hace falta para frenar los posibles brotes que vayan surgiendo.
Para que parezca que el gobierno hace algo, nos mantienen en confinamiento; porque si no fuera por la desescalada a ver qué iban a estar haciendo nuestros políticos entre rueda de prensa y rueda de prensa, que nos tienen aburridos. Y con esto de la desescalada menuda la que han liado, que la gente de a pié ya no sabe lo que puede hacer, lo que no, ni por donde le sopla el aire. Cada semana o cada quince días cambiando. Que seguramente será cómo hay que hacerlo, pero un poco de por favor.
Mientras desescalamos se suceden todo tipo de cosas raras, ha empezado el baile y ya se ven cabezas rodando, porque, parece ser, que el cortar cabezas es lo normal para deshacer equipos y cambiarlos por otros que tengan la confianza del gobierno. Es decir, que digan amén a cada una de las palabras que el susodicho pronuncie. Han empezado los insultos, las amenazas, en definitiva todo despropósitos que nos tienen hasta el moño. Y lo peor es que muchos de estos han sucedido dentro del congreso. Así son nuestros políticos. El día que comienza el luto oficial por las víctimas, ellos se lo pasan discutiendo, con insultos y con gritos. Que no pretendan luego que los ciudadanos hagamos caso de los mandatos. Porque para muchos han perdido la autoridad, porque demostrado queda que el pueblo no es que les importe demasiado.
Se rompió la unidad que parecían tener al principio. Pero solo era apariencia por lo visto. Hubieran sido grandes políticos si hubieran sobrevivido a ellos mismos y a sus ideologías, para entregarse por entero a un pueblo que todavía sigue esperando que hagan lo que deben y se dejen de tonterías. El mismo Sánchez ha provocado esta desunión con su extraño comportamiento y sus pactos in extremis y como contrapunto ha dejado de atender a quienes lo apoyaron en serio porque creían que proteger al pueblo era una prioridad. Él ha provocado la desunión cuando ha desatendido algunas Comunidades dejándolas a su suerte y verdad para que se apañen como puedan y que salga el sol por Antequera. Y todo porque Sánchez quiere ser él y solo él.
No sé si seguiré comentando más cosas, porque me tienen aburrida y cansada.
Porque mientras ellos descalabraban este país, la vida ha seguido; ha muerto gente, han nacido niños, parejas se han enamorado. Otras parejas han roto. Otras vuelven a intentarlo. La vecina del 5º sigue sola esperando que la liebre salte por casualidad. Los conservadores se han vuelto más conservadores. Los liberales más liberales. Los obreros se marchan a la obra o al taller. El super huele diferente, está medio vacío. No hay alegría en las calles. Nos miramos de soslayo con miradas de reproche porque hace dos días te han visto sin mascarilla, o han visto que salías fuera de hora. Eso es lo que queda, ciudadanos enfrentados porque la policía les incitó a denunciar y han denunciado, sin pensar que la pandemia terminaría algún día y tendrían que mirar a los ojos a esos mismos vecinos a los que un día denunciaron y ya no será lo mismo, porque no hay nada tan malo como un pueblo dividido. También gracias al gobierno.
A ver que nos deparan hoy las noticias de este reality politiquero, a ver si queda alguna emisora o algún canal de televisión que diga las cosas como son y no como lo dice el gobierno. Que no tengamos que decir como dijo Valles del telediario de antena 3 el otro día, "esto sería una magnífica noticia...si fuera cierta" refiriéndose a una estadística del Cis.
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