miércoles, 26 de mayo de 2010

Lo que vemos cuando vamos de médicos

 No sé si habréis observado alguna vez, cuando habéis ido a un hospital de la Seguridad social, que allí te das cuenta de  la cantidad de gente diferente que hay. Ayer  estuvimos en un hospital de la provincia, y como nos tocó esperar bastante rato,  tuvimos la oportunidad de comprobar con qué gente tan diferente estamos conviviendo.
Primero pasó una mujer con hiyab y un bebé en los brazos, después una gitana con dos hijas, un abuelo en silla de ruedas empujado por una hija, una mujer joven empujando el carrito de su hijo, otra mujer con hiyab embarazada, un hombre sudamericano, otra mujer con hiyab embarazada también, un hombre que no cabía por la puerta, otro que parecía famélico, unos niños que gritaban, una enfermera que coló a su padre en una consulta, otra enfermera que repartía las historias por las consultas, un médico con la bata desabrochada, una trabajadora que llegó sin aliento y con prisa porque había tenido que cerrar la empresa para ir al médico, gente subiendo por la escalera, gente tomando el ascensor, pacientes solitarios, pacientes  acompañados por cuatro o cinco (hay que ver que mal repartido está el mundo), luego salieron de una consulta unas monjas, una de ellas con hábito y otra de seglar (que también se ponen enfermas las monjas, faltaría más), luego salieron las gitanas que habían entrado antes, al abuelo en silla de ruedas le perdimos el rastro, lo mismo que a las mujeres con hiyab que entraron, pero no las vimos salir. 
En fin, que más parecía eso una estación de trenes que un hospital de la Seguridad Social, todo era ir y venir por los pasillos, gente que entraba y salía de las consultas, gente corriendo, gente despacio, gente alta, gente baja, niñas monas y otras no tanto. Pero eso sí, todos ellos tenían un rasgo común, la expresión de la cara, la expresión de paciencia que todos nos ponemos cuando vamos al seguro. Y eso que ayer no fue uno de los peores días, sólo 50 minutos de demora, que dedicamos a observar.¿Qué otra cosa puede hacer?, porque leer no,  hay demasiado ruido, aunque algunos lo hacen, seguramente para no tener que hablar con el del asiento de al lado. Eso si te toca asiento, que no suele haber para todos. Hablar con el/la  del asiento de al lado es la otra alternativa, aunque  al final sales habiéndole contado media vida, o habiendo escuchado los pormenores de todos sus partos, lo guapos que son sus nietos, lo que cobra de pensión, y cómo se hace el besugo al horno. Es decir, un horror de alternativa.
Así que mejor nos dedicamos a observar  que observando  algo se aprende.

1 comentario:

lola dijo...

hola sofi, espero que no hayas ido por algo importante.
lo de la cultura multiracial, no me ha tocado, pero ver a personas mayores desde las nueve esperando en la consulta cuando hasta las doce no tienen la cita, eso si que lo he visto, y es que es una manera de evitar la soledad y estar un rato calentitos, porque con la crisis y los recortes ya me diras como pueden llegar a fin de mes.
saludos.