Nunca he juzgado a nadie por sus ideas políticas, ni estas han servido nunca para que yo negara mi amistad a quien creyera conveniente. Pero parece ser que en algunos medios la política se usa, para desacreditar personas y juzgarlas sin piedad machacando su vida y el derecho a su libertad para pensar.
Pues señores, hay personas que no hacen de su ideología política el centro de sus acciones, porque, entre otras razones, hay otras cosas más interesantes, por ejemplo: ser personas por encima de esas ideologías.
Siempre me he declarado apolítica y me ratifico en ello. Pero no quiere decir esto que ante situaciones que merezcan una crítica, y la merecen sobre todo si el hecho se ha difundido en una emisora de radio, me vaya a cortar porque fulanito o menganito militan en no sé qué partido. Se puede opinar sobre una situación de una manera objetiva, y dar la razón a quien la tiene, sin que por ello te lleven al cadalso.
Hay algo que se llama justicia y que nos hace dar al Cesar lo que es del Cesar, que se puede dar la razón a alguien ,que sea moreno, pecoso,gordo,que milite en un partido. Igual que sería de gilipollas, criticar que le defendieras porque era gordo, del mismo modo es de gilipollas criticarle porque el defendido tenga una ideología determinada.
Hace falta ser un estúpido para entenderlo de otra manera y machacar a quien opinó, solo por opinar.
Pero pasa lo de siempre que algunos, muchos, todo lo convierten en posturas políticas y siguen viviendo en la posguerra. ¡Señores! que eso pasó hace mucho y hemos evolucionado. En algunos ambientes hay personas que pretenden manipular actuaciones y manejar a las personas cual marionetas bailoteando bajo sus cuerdas, pero que no se crean que por eso son mejores, ni que todos somos iguales.
El entender el derecho a la libertad de expresión es capacidad del ser humano, capacidad que nos diferencia de los animales, pero algunos no se han enterado.
Pero sobre todo, las noticias públicas son criticables y podemos opinar sobre ellas, o si no, que no hubieran aparecido en los medios. Los que cuestionan estas críticas, más les valdría callar, que se están poniendo en ridículo haciendo alarde de una intolerancia que no les beneficia. O si no pueden callar, que cojan el toro por los cuernos y hablen donde deban, pero que se dejen los escuchetes que, la mayoría de las veces, caen en saco roto, o lo que es lo mismo, no van a ninguna parte.