jueves, 9 de abril de 2020

Mientras, seguimos esperando la LIBERACIÓN (reflexiones de una guerra inesperada)


  

       Una de las cosas que más rabia me da de todo lo relacionado con la pandemia es la deificación de los chinos por su bien hacer las cosas. Vamos a ver. El covid 19 apareció en China en diciembre  de 2019 y no fue hasta febrero de 2020 que los chinos empezaron  a tomar medidas. Los chinos acallaron las voces de quienes en enero alertaron de la situación y de la llegada de esta pandemia, llegando a detener al médico que descubrió que un virus letal amenazaba el mundo. Dicho médico, por cierto, falleció semanas más tarde debido a un infarto (eso dicen). Mientras tanto el virus estuvo rondando a su libre albedrío por China y, dado que los chinos viajan mucho, por todo el mundo, también por España. Dejando esto claro seguimos.
     La pandemia se fue extendiendo progresivamente  como una enorme ola desde China a todas las partes del mundo. A nadie le pilló por sorpresa, tampoco a los chinos, que tuvieron todo el mes de enero para tomar medidas y no lo hicieron. Y a pesar de que el factor sorpresa no ha existido, el ser humano ha sido tan engreído que solo ha tomado medidas cuando no ha tenido más remedio, es decir, cuando era demasiado tarde. 
     Sobre todo nuestro gobierno, que viendo que la pandemia estaba llegando a Italia fortaleciéndose allí con fuertes raíces, que siguió en la inopia haciéndose el despistado como si la cosa no fuera con él. Porque cuando el virus llegó a Italia era de suponer que llegaría también a nuestro país. Pues allí tuvimos a la portavoz de nuestro gobierno alentando al mundo de que el nuestro era un país seguro a donde se podía venir de vacaciones. Y venga a venir gente. Fuimos así de chulos. Venga turistas, equipos de fútbol , venga reuniones, y el portavoz epidemiólogo  venga a decir que no se tomaban medidas porque se estaba calibrando el desastre económico que se produciría si se llevaban las mismas medidas que en otros países (que por cierto han apaciguado la pandemia antes y mejor)y que no compensaría tomar unas medidas que no eran necesarias "todavía". 
       Y llegados a este punto no puedo menos que sentir una enorme rabia, porque mientras se obviaban esas medidas, el virus correteaba libre ya por nuestro país, pese a lo que diga la versión oficial. Porque no me fío de las versiones oficiales que solo manifiestan el diez por cierto de la verdad. Y menos aún ahora , que cansada de escuchar las ruedas de prensa manipuladas que da el gobierno, donde se ofrecen estadísticas cuyos números no cuadran. Una cosa ha ignorado el gobierno, que los españoles tenemos la manía de pensar y sacamos nuestras propias conclusiones. 
     Y claro, sin medidas a tiempo, el gobierno las ha tenido que tomar a destiempo, dejando que caiga quien caiga y poniendo sus pies en polvorosa; porque si os habéis dado cuenta, el presidente y la mayoría de los ministros que se dejan ver, ya usan mascarillas y guantes, que hoy por hoy y por mucho tiempo seguirán estando vetados a todos los españoles, que ya no sabemos qué más hacer ni a dónde ir para conseguirlos. Mira que guapos. 
     Mientras tanto nos tienen en un confinamiento que nadie merecíamos y que hubiera podido evitarse si, a la primera señal de alarma se hubiera hecho lo que se tenía que hacer, primar la salud frente a un desastre económico del que finalmente no nos hemos librado. Y para más inri, los que supuestamente deberían defender a los ciudadanos, les están alentando para que denuncien a quienes se saltan el confinamiento, sin darse cuenta de que cuando esto acabe se encontraran con pueblos y ciudades divididas, donde unos contra otros ya no sabremos de quién podemos fiarnos o no. Porque este C.S.I. de los balcones tendrá sus consecuencias.   Por no hablar de la frase más dicha en todas estas semanas "quédate en casa que salvas vidas". Vamos a ver, salvar salvas tu vida, pero si eres transmisor pones en peligro la de tu familia o la de quienes vivan contigo. Y si sales a la calle, cuando vas a comprar etc, si guardas la distancia tampoco pones en peligro a nadie: que parece que de repente todos somos asesinos por pisar la calle. Cuando los principales asesinos son aquellos que cuando estaban a tiempo no pusieron remedio. 
     Porque sí, ahora estamos confinados por culpa de este gobierno absurdo que nos ha tocado en suerte y que nos ha vendido el confinamiento como si fuéramos héroes de guerra (y no somos héroes porque hacemos  lo que hacemos porque no nos queda más remedio), no os confundáis. Por culpa del mismo gobierno que ha permitido que los nuestros se mueran solos, sin una mano dónde agarrarse que le consuele en los últimos momentos; por los mismos que nos incitan a aplaudir día tras día, porque mientras pensamos en aplaudir no planeamos  ninguna otra cosas menos conveniente. Aplausos que le sacan las lágrimas a muchos que luego le dan la espalda a esas mismas personas que ahora aplauden, a muchos que no pensaron en los demás y se lanzaron en el supermercado a hacer acopio de todo tipo de productos que otros también necesitaban. 
     Y aquí estamos todos los españoles, encerrados en nuestras casas cumpliendo los decretos que dicta el gobierno. Decretos que los ayuntamientos están acotando más todavía quizá porque tampoco se fían, sin pensar que están confundiendo a los ciudadanos que ya no sabemos qué o qué no podemos hacer. 
     
      Ésta es mi reflexión, una reflexión más, como cualquier otra y tan válida como cualquiera. Mientras, Seguimos esperando la LIBERACIÓN. 
(continuará mientras esperamos que hayan mascarillas y guantes para todos)
(próxima reflexión "origen de la pandemia, pobres pangolines que han cargado con el muerto")
   
   
 
     


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