martes, 21 de abril de 2020

Libertades, transparencia y pataleos.

     Cada día lo tengo más claro. Nos hemos quedado sin libertades, no solo sin las que se refieren a la libertad de movimiento, entre otras muchas, que es muy grave.  Más grave es que nos estamos quedando sin la libertad de expresión, a juzgar por las noticias y los debates que nacen en las redes las últimas semanas. He llegado a la conclusión de que el gobierno califica de fakes o bulos las noticias o publicaciones que no le convienen. Por eso tanta insistencia en que solo nos fiemos de las publicaciones y noticias oficiales.
     Acabo de comprender que lo que se pretende con ello es manipular para que comulguemos con ruedas de molino. Como si a estas alturas tuviéramos razones para fiarnos de ellos. A la vista de los números que no cuadran y de la falta de transparencia y de los pocos resultados, no es para menos.
     Falta de transparencia porque a estas alturas seguimos sin tener datos fiables que cuadren; también porque no se entiende que todavía haya municipios que no dan datos a la población. Porque la gente quiere saber cuántos y qué casos de coronavirus hay cerca de su casa. Sería útil conocer estos datos para dar tranquilidad a las poblaciones o para que extremáramos las  medidas.
         Los ayuntamientos eficientes si que están  dando tados, incluso divididos por barrios y si unos lo hacen por qué no pueden hacerlo todos. En momentos como el actual más que nunca hay que ser eficientes y parecerlo. Pero lo que parece es que no saben por dónde andan. 
     Seguimos sin tener mascarillas ni test para todos, seguimos detenidos en casa, seguimos con miedo por lo que está pasando y por lo que pasará cuando esto acabe. Y mientras, sus señorías respondiendo a medias las preguntas que se les hacen en las ruedas de prensa y pidiendo que dejemos de meternos con ellos. Vamos a ver, que nosotros no trajimos el virus, ni le permitimos la entrada, y ahora encima nos coartan la libertad de hablar  y de  decir lo que creamos oportuno. 
     Que nosotros, a diferencia de ellos que no se  cansan de repetir las mismas cosas, no hablamos por hablar, que estamos hasta el moño de estar presos y queremos que nos devuelvan la vida , a poder ser la misma que teníamos antes de esta catástrofe; que por muy mala que fuera, seguro que era mejor que la que nos espera; que ustedes han expropiado nuestras vidas y cuando nos las devuelvan estarán hechas un guiñapo. Porque ustedes han creado un estado de terror, que no nos merecíamos, para mantenernos en casa y bien controlados por cierto, a juzgar por la cantidad de multas que se están poniendo. Si ustedes , señorías, fueran tan eficientes combatiendo el virus, como lo son los agentes poniendo multas, hace tiempo que habríamos salido de esta crisis.
     Así que no se extrañen si no les damos jabón y ejercemos el derecho al pataleo, que es lo único que nos queda. 
(Continuará)

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