De la crisis y otros temas de conversación

Dicen que la climatología es uno de los temas estrella de conversación, que podemos encontrar en la calle. Hablar del tiempo es una manera socorrida de iniciar una conversación con gente que no conoces demasiado, una manera superficial de relacionarse,vamos. Este tema da para mucho, da lo mismo que haga buen o mal tiempo, que llueva o deje de llover, que haga frío o calor. El tiempo siempre está allí para quitar un poco de hielo en las relaciones humanas.

Pero en otros ámbitos, el monotema lo absorbe el fútbol, especialmente los fines de semana y más si algún equipo ha ganado alguna copa, que hablan como si la vida les fuera en ello o como si parte de esa copa fuera suya. Teniendo en cuenta que casi todos los días de la semana hay algún partido televisado, el entretenimiento está garantizado. Pero así como a nadie le importa escuchar cosas sobre el clima,  oír hablar de fútbol es una pesadilla para quienes no comparten tal afición. No deja de ser sorprendente que personas hechas y derechas, no  se den cuenta de que los buenos modales pasan por respetar al que tienes al lado, o sea, que podían hablar más bajo o gritar menos para no molestar.

Pero los últimos meses, ambos temas están a punto de ser desbancados por otro tema estrella, la crisis, de la que todos hablamos, y casi ninguno entendemos, entre otras razones porque nuestros queridos políticos  lo han querido así, que nos han tomado el pelo descaradamente y ahora pretenden hacernos ver que ya se ve la luz al final del túnel.Pero ¿cómo se va a ver la luz, entre las curvas retorcidas del mismo, que sólo nos hacen suponer que hay una curva tras otra, como un monte tras otro monte, igual que la anterior?. Y ahora, que se nos acababa el tema de conversación, se inventan las medidas anticrisis, que van a machacar a los de siempre, para que sigamos largando un rato más. Entender no entendemos demasiado, pero eso sí, hablar hablaremos mucho más, que, por poco que sepamos, todos nos hemos dado cuenta de la falta se seriedad de nuestro gobierno, que, hace apenas tres años se inventó el chequebebé y la deducción de 400 euros, para ganar unas elecciones, y, poco después, se tiene que tragar sus palabras, recortando presupuesto, precisamente anulando ambas cosas. Esto tiene una traducción clara: este gobierno no es serio y está pidiendo a gritos que no creamos en él con todas estas actuaciones.Algunos ministros, como por ejemplo la Salgado, se toman la molestia de poner la  cara seria, pero no así el presidente, que a pesar de la que ha liado, no ha perdido esa sonrisa extraña y sin sentido, que siempre dibujan sus labios, que igual es una muestra de lo único que sabe hacer, reírse de quienes le encumbraron a las altas esferas del poder, para dejarlos luego en la estacada. Y a la vista de todo esto, una se pregunta cómo acabará la cosa o dónde acabará el susodicho, lo más seguro saliendo por piernas en algún avión privado, en la oscuridad de la noche, en dirección a no se sabe dónde, eso sí, sonriendo, que nunca pierda su sonrisa.

Y bla bla bla, podríamos seguir hablando, sobre todo de la crisis, durante un año, pero nunca cambiaremos por ello lo irremediable, que la mayoría de nuestros políticos, muchos de ellos gente sin cualificación, no sabían dónde se metían el día que decidieron dedicarse a la política.

Sobre temas de conversación podríamos hablar largo y tendido, pero estos tres son los más habituales, junto con el sexo, pero éste lo dejamos para otro día.