Acababa de transcurrir una de las noches más frías del año, en aquel lugar habían llegado a los quince grados bajo cero. A pesar del frío, Mateo salió a la calle, como cualquier otro día, ajeno a las circunstancias meteorológicas del ambiente. El intenso frío provocó unas lágrimas, que intentaron deslizarse por sus mejillas y que quedaron irremediablemente congeladas en el primer intento.
Con la mirada helada y las manos en sus bolsillos, fuertemente apretadas en un puño, siguió caminando hasta que llegó al lago. La superficie se había helado y una gruesa capa de hielo lo cubría, dejando oculta el agua. No pudo reprimir el deseo de comenzar a caminar por la superficie gélida del lago, cuando algo llamó su atención.
Se giró hacia el lugar de donde provenía aquel clamor y quedó atónito ante lo que vio.....
(continuará)
1 comentario:
Me gustó mucho tu relato ;) un saludo ;)
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