Muchas veces hemos oído hablar de aquel ejemplo en que se nos muestra un vaso lleno de agua justo hasta la mitad y que unos ven medio lleno y otros medio vacío. Y ¿qué es más exacto? para el optimista será una verdad ineludible que el vaso está medio lleno, pero para el pesimista el verlo medio vacío será la única verdad incuestionable.
Los dos aspectos son verdad. Solo cambia el ánimo con que se mira el vaso. Enfrentados en un cuadrilátero un optimista y un pesimista serían capaces de darse tortas hasta aborrecer, en el intento de convencer al contrario de que su verdad es la cierta.
¡Que te digo que está medio lleno!
¡Que te digo que está medio vacío!
Entonces aparecería un árbitro imparcial: ¡no está ni medio lleno ni medio vacío, esto es un vaso de cien cl que contiene cincuenta cl de líquido!
Efectivamente, esa es la única verdad, lo demás es subjetivo y depende del ánimo o el modo de ser cada cual.
Muchas veces ocurre que en una discusión varios pueden estar diciendo la verdad, aunque con palabras distintas y desde ángulos distintos. Es de necios pensar que estamos en posesión de la verdad y que los equivocados son siempre los otros. Pero hay gente que no admite la verdad de los otros y no la admite por una razón de peso: no son capaces de escuchar, porque si escucharan se darían cuenta de que muchas veces discuten con personas que están diciendo lo mismo que ellos.
Moraleja: aprende a escuchar y no patinarás tanto.
Segunda moraleja: si te crees en posesión de la verdad, es mejor que te escondas entre el somier y el colchón y no salgas nunca de allí.
Tercera moraleja: si no quieres tener discusiones llena siempre los vasos hasta el borde....