sábado, 31 de diciembre de 2011

2012 y el grano de arena

El año pasado, el día de Nochevieja, José Luis hizo un brindis en el que dijo que se conformaba con que el 2011 fuera igual que 2010. El 2010 había sido un año sencillo, lleno de cosas sencillas, instantes de felicidad, muchos instantes; salud quebradiza; pequeños viajes;pequeñas ilusiones; todo lleno de pequeñas cosas que le alegraban la vida. Porque si una cosa sabía hacer José Luis era disfrutar de las pequeñas cosas que cada día se presentaban.
No era mucho pedir y sin embargo no se cumplió su deseo. En esta misma fecha yo me siento impotente de desear nada al año que entra. ¿De qué sirven los deseos si las más de las veces se quedan en eso, en deseos? ¿De qué sirven los deseos cuando el paraíso que íbamos a compartir se ha quedado yermo? Las flores ya no crecen en nuestro jardín, la música ha dejado de sonar, los colores se han vestido de gris, el aire no se puede respirar, el agua ya no sacia la sed, la luz se ha vuelto oscuridad.
Y me viene a la memoria el final de la "Historia interminable" cuando se supone que ha desaparecido el mundo y aparece la niña con  el grano de arena en la mano, un nuevo comienzo que solo es posible si eres capaz de pedir un deseo.
Que en 2012 seamos capaces de descubrir ese grano de arena, que sea el comienzo de una nueva vida.