Las calles de las ciudades se han vuelto a vestir de luces de colores, menos luces que otros años debido a la crisis, todo hay que decirlo. La gente va por la calle con bolsas llenas de regalos, menos que otros años también. Han dicho las estadísticas que este año comeremos menos en Navidad, en una Navidad que será más sobria, por la misma razón que hay menos luces, menos regalos, menos turrón.
Pero en esta vida todo es relativo.
Por eso la Navidad podría ser mejor, aún a pesar de todas esas carencias, que van a inundar tantos hogares. Podría ser mejor, si consiguiéramos ser mejores personas, si olvidáramos las puñaladas traperas, si respetáramos las voluntades de quienes nos han dejado, si no nos aprovecháramos de la debilidad de los vulnerables, si no pretendiéramos engañar a los demás o engañarnos a nosotros mismos, si fuéramos sinceros, si no tuviéramos dos caras, si fuéramos valientes, si supiéramos encontrar lo que en definitiva importa: el amor a los demás.
Que la sobriedad de estas Navidades nos ayude a encontrar lo único que vale la pena.¡Feliz Navidad!