Extendió la mano para alcanzar la lluvia y recogió una gota de agua. Reflejándose en ella, le pareció un milagro de la naturaleza, todo su rostro cabía en aquella pequeña gota. Intentó quedarse con ella, pero vio que no podía; ladeó su mano y la gota cayó al riachuelo alejándose de repente. Un instante de felicidad, efímero pero intenso.
Zaragoza 2024
Hace 1 día
3 comentarios:
y sólo nos quedan esos efímeros instantes como auténticos tesoros.
como un beso soñado en un pequeño suspiro...
!Qué belleza!. Un relato corto pero maravilloso, un momento de felicidad tan pequeño como esa gota de lluvia, pero aunque pequeño es de los que no se olvidan.
Un abrazo.
De lo que me estaba perdiendo!!!! cuanta dulzura, sencillez y suavidad cada una de tus palabras, enhorabuena!!!
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