He recorrido el puerto de Monrepós en bastantes ocasiones, pero a 2 km/hora como ayer, nunca. Mi record lo tenía en 10 km/hora en una ocasión que nevó mucho, que ya era ir bastante despacio. Lo malo de este puerto, es que te toque delante un camión o autobús de grandes dimensiones, pero el artefacto que pillamos ayer, justo después de pasar los túneles en dirección Sabiñánigo, sobrepasaba todas las dimensiones y limitaba toda posibilidad de adelantamiento, por lo abultado del elemento y porque le aventajaban los hombres de verde abriendo paso y marcando peligro inminente.
La hilera de coches, que se formó, era importante, ya que cogía el momento en que muchos regresan a casa de trabajar o de hacer los recadillos en la capital oscense. Así que el momento de transportar tan magnífico elemento o mole metálica, como queramos llamarla, no era el más apropiado. Seguramente no tenían mejor momento para hacerlo, por ejemplo cuando hubiera menos tráfico. O es posible que les urgiera el transporte a esas horas, las cinco de la tarde. También pudiera ser que no lo hubieran planificado bien o que, como siempre, improvisando el tema, se les olvidara avisar a tiempo, un itinerario alternativo a los conductores, que tenían que llegar a tiempo a alguna parte y que llegaron con bastante retraso.
El caso es que nos pilló de lleno y no nos quedó más remedio que, igual que en una procesión de semana santa, avanzar a pasos minúsculos durante bastantes kilómetros. El artefacto ocupaba dos carriles, así que el peligro era real y real, aunque increíble, que transportaran semejante mole tan peligrosa, en hora punta de tráfico. Las cabezas pensantes de este país parece, que se hayan ido definitivamente de vacaciones.
No nos oponemos a que este tipo de transporte de mercancías peligrosas ocupen toda la calzada e impidan la normal circulación de los vehículos, pero por favor, recuerden que antes de adentrarse en el Monrepós, hay unos paneles informativos, los mismos que se utilizaban para avisar de los cortes durante las obras, donde se puede avisar del problema circulatorio, para que tomemos itinerarios alternativos o hagamos lo que nos salga de los pelendenguillos. Pero no nos obliguen a marchar a paso de tortuga tras un artilugio, durante más kilómetros de los que puede soportar nuestra paciencia, poniendo a prueba la resistencia de los motores de nuestros vehículos.
Y para las cabezas pensantes: ayer no era el mejor momento para ocasionar semejante atasco, ya que, como deberían saber, las placas de hielo del Monrepós se forman en esta época cuando hiela como ayer, y no era muy prudente, que digamos, producir retrasos a los vehículos que adelantamos el regreso, precisamente para no coger ninguna de esas placas.