Hoy hace ya treinta años que nos dejaste y sin embargo nunca te has ido de nuestro lado. Te recuerdo cada día y me sigue pareciendo que era ayer, cuando al regresar de la universidad, te compraba castañas en el puesto de la plaza San Miguel. Hace poco pasé por ese lugar y vi el puesto de la castañera, y aunque no se parecía al nuestro, recordé aquellas castañas, que calentaban mis manos de camino a casa......
Brindamos por tí mamá.