Ayer entró en vigor la nueva ley antitabaco, o mejor dicho, la antigua ley reformada y apañada. Dicha ley se enuncia como defensora de los menores y los trabajadores de la hostelería. Bueno, los menores respirarán ahora menos humo en los bares, pero sigo pensando que los niños no deberían entrar a ellos de ninguna manera, ni con humo ni sin humo, que es responsabilidad de los padres dónde llevan a sus hijos. En un bar no sólo hay humo, también puede haber otras cosas perjudiciales para los niños. Por ejemplo las maquinas tragaperras. Me corroe por dentro cuando veo a un padre encaramar a su hijo de corta edad sobre la maquina tragaperras, para que vea las luecitas, fomentado así una conducta, que puede favorecer que su hijo sea un ludópata potencial.
Porque nos han vendido la ley, como un tema de salud, pero ya véis que no lo es. Si fuera un tema de salud, se prohibiría la entrada absoluta de los menores, en estos y otros establecimientos.
Y en cuanto a lo de los trabajadores, otra tontería igual. Por un lado la mayoría de los trabadores de hostelería fuman, y por otra, cuando contratas un trabajador si le dices que es un local de fumadores, siempre tendrá él la última, palabra de aceptar el trabajo o no. A la empresa le tiene que gustar el trabajador antes de aceptarlo, pero a éste también tiene que gustarle la empresa y si en ésta se fuma y no le gusta, que no acepte y punto.
¿Hasta cuándo estarán engañándonos estos politiquillos de media pinta y poca monta?
(Por cierto, las estadísticas de fumadores pasivos no me parecen del todo ciertas)