lunes, 9 de marzo de 2009

Que no les corten las alas



Una avanzadilla de primavera está tomando las calles del pueblo, los pajarillos comienzan a cantar de diferente manera que estos meses de atrás. Y mis pajarillos, como cada mañana, al sentir que me acercaba a la terraza, han comenzado a revolotear pidiendo su desayuno. Unas miguicas de pan, como cada mañana, que les pongo sobre el murete que separa la terraza con la del vecino. Cuando el primer pajarillo ve que el desayuno está servido, avisa al resto y pronto revolotean cuatro o cinco alrededor de las migas.
Uno se ha posado sobre la rama de un pequeño árbol, que tiene el vecino, observando para lanzarse sobre las migas en el momento más adecuado, mientras otro se da un festín.

Suele ocurrir en primavera, cuando dejamos la puerta de la terraza abierta, que los gorriones entran en casa y se dan una vuelta por el salón, como queriendo avisarnos, para que les demos más ración.
Éste es el privilegio de vivir cerca del monte, que no tienes a los pajarillos encerrados en jaulas, y pueden revolotear tranquilamente a su antojo por donde quieran, libres como el viento. Cuando veo mis gorriones volar felices pienso en tantos otros que, enjaulados para siempre, no podrán tener nunca la oportunidad de saber qué es la libertad. Pero la vida es así, unas personas disfrutan viendo encerrados a los pájaros, mientras otras disfrutan viéndolos en libertad, volando a su antojo sin que nada ni nadie les corte las alas.
Por la libertad de todos y la de los pájaros también, este pequeño homenaje desde este blog, para que nadie les corte las alas.


4 comentarios:

Una senderista. dijo...

Es cierto, la primavera se está cercando y los pajarillos ya se han dado cuenta, bueno, nosotros también, solo que somos más cabezones.
Yo tengo una familia de gorriones que visitan mi terraza en busca de su platito de migas de pan,les tengo puesto hasta un cuenco con agua

angelpito injurioso dijo...

¡Yo si que estoy hecho un buen pajaro!En cuanto me apañe el güindous(lo tengo malito)volvere a pecezarriar.

Noelia A dijo...

También vivo cerca de un pequeño monte, al que circunda el río. Me consta, es maravilloso.
Aunque aquí, en Argentina, este 21 entramos ya en el otoño.
La primavera es algo precioso.
Saludos

Nuria dijo...

¿Enjaulado y a resguardo o en libertad y a merced del mundo? Me quedo con lo segundo. Que no les corten las alas. Besicos