martes, 21 de octubre de 2008

El Broche (continuación II)

Por más que pensaba no podía entenderlo, todo lo demás estaba igual que entonces, y sin embargo, la tumba de su madre no estaba en su sitio. La tierra que, supuestamente la había acogido, estaba ahora intacta, como si nunca hubiera existido allí tumba alguna.
De nuevo, la invadió por completo esa vieja sensación del tiempo detenido ante sus ojos, como si ella y su entorno pertenecieran al cuadro de un museo. Salió de aquel lugar, con esa inquietud en su interior de no entender qué estaba pasando a su alrededor. Con la cabeza a punto de estallar y el cuerpo convertido en un tormo de hielo, seguía arrebujada dentro de la toquilla caminando de un lado a otro, sin rumbo fijo, hasta que algo llamó su atención.
A través de un escaparate vio cómo un hombre de mediana edad, sostenía un broche idéntico, con intención de comprarlo. Aquel hombre le resultaba extrañamente familiar, su sombrero, sus guantes, incluso el abrigo. Esperó un rato que se girara para verle la cara, pero parecía que él no tenía ninguna prisa en abandonar el establecimiento, así que decidió marcharse y olvidarse de todo.
Cuando llegó a casa, entró en su habitación y se dirigió hacia la mesilla y cogió el broche entre sus manos. Lo observó un momento. Era extraordinariamente bello. Lo insertó entre la lana de la toquilla y se dirigió hacia el espejo, que había sobre la cómoda, para comprobar cómo se veía con él. Pero cuando levantó los ojos, el asombro volvió a ponerle la piel de gallina. El broche no se reflejaba en el espejo....
(continuará)

4 comentarios:

Sofía Campo Diví dijo...

Quiero recordar a los visitantes de este blog, que es norma de la administradora del mismo que todos los que quieran comentar aquí, deben tener referecias claras de su identidad, un blog, una página web, un perfil, etc. Así se hace saber en la portada del blog, como habréis visto. Y, aunque éste es un blog público, está reservado el derecho de admisión, como en casi todos los establecimientos públicos.
Solo pretendo con ello que haya seriedad. Por eso se filtrarán los comentarios que no añadan un contenido aceptable. Saludos

Anónimo dijo...

Vaya, ¿eso quiere decir que no podré comentar más? Yo no tengo página web y la verdad no tengo intención de hacerla.

Vaya chasco

Arturo Sanz

Anónimo dijo...

¡Ay dios mío que está viendo el pasado!
No puede ser que sea su padre comprando el broche para una madre que todavía está viva en ese pasado y lógicamente no puede tener una tumba en un cementerio.

Esa falta de originalidad me decepcionaría, amiga mía. Seguro que nos sorprendes con algo distinto y misterioso.

Sofi, espero que por no tener tiempo a crear mi página web,e incluso no saber cómo hacerlo (mis conocimientos de informática son muy limitados), dejes de poner mis comentarios. Me defraudaría muchísimo ya que sigo con mucha atención el desenlace de esta historia.

Saludos cordiales

Txomin.

Sofía Campo Diví dijo...

No van por ahí los tiros, tranquilo Txomín. No seas impaciente. Y sigue poniendo comentarios en este blog, lo mismo que Arturo, sois como de la familia. Los dos tenéis permiso para seguir hablando en este blog, os esperaré encantada. Un saludo