martes, 21 de octubre de 2008

El Broche (continuación)


Se levantó de la cama, tan deprisa como se lo permitieron sus músculos entumecidos por el frío. Se envolvió en la vieja toquilla de lana y se precipitó hacia la puerta, sin saber qué hacer, ni a dónde ir. Miró a su alrededor. LLovía. Giró la cabeza una y otra vez hacia ambos lados y finalmente se armó de valor, dirigiendo sus pasos hacia el cementerio, donde yacía enterrada su madre.
Ella no creía en espíritus y se negaba a dar por supuesto que el de su madre la había visitado aquella noche. Tenía que haber una explicación y estaba dispuesta a encontrarla. Seguramente habían profanado su tumba y aquello no era más que una broma pesada de alguien, que sabía el cariño que ella le tenía a aquel broche.
Mientras el aguacero descargaba su ira sobre ella, pensaba en aquello y aceleraba el ritmo de su paso. Después de caminar un buen rato llegó al cementerio y se dirigió hacia la tumba de su madre. El mismo pasillo frío y lúgubre de entonces, los mismos nichos, el mismo ambiente gélido y sombrío. Sin embargo había algo extraño en el ambiente. Era como si el tiempo, se hubiera detenido en aquel lugar en aquel preciso momento.
Conforme se acercaba hacia la tumba, su paso se iba ralentizando, como si le hubiera entrado miedo de repente y quisiera demorar el momento de la llegada. Se abrazó a si misma sujetando ambos extremos de la toquilla. El frío era cada vez más intenso y el silencio de aquel lugar más penetrante.
Cuando por fin llegó hasta el lugar preciso, todo a su alrededor comenzó a darle vueltas. No podía creer que le estuviera ocurriendo aquello. Deseó con todas las fuerzas que fuera una pesadilla, pero por más que lo intentó no pudo despertar. Intentó secar el agua de su rostro, que seguía cayendo con insistencia, para poder ver con más nitidez y cuando miró de nuevo comprobó que la tumba de su madre había desaparecido.
(continuará)



4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Había desaparecido? La tumba? ¿Había un hueco? ¿Se había evaporado?
¿Estaba la tumba desenterrada? ¿Había otra tumba?

Una forma muy rápida de terminar diciendo solamente que algo como una tumba pueda desaparecer. Muy ambiguo y poco descriptivo quizá debido a las prisas a la hora de escribirlo.
Seguiremos con ansias el desenlace de esta historia a ver donde nos lleva...

Un saludo
Arturo S.

Sofía Campo Diví dijo...

¿Quién habla de terminar? y ¿prisas? en realidad he desempolvado este relato,que guardaba hace años en un viejo arcón. Esta tarde me lo voy a leer entero para ver cómo acaba. Un saludo y no esperes con demasiadas ansias, no sea que, como eres tan exigente,se te derritan las alas de la decepción.

EXTRAVIOS DE LA CONCIENCIA dijo...

Felicidades de un seguidor de su blog.
Saludos.

Anónimo dijo...

Pues a mi me da la impresión que pensabas terminarlo cuando escribiste: "... si no fuera porque su madre llevaba enterrada más de diez años."
De hecho creo que ese era el relato, ni mas ni menos, y ahora intentas alargarlo para darle el toque de originalidad que se te reprochó.

Espero también con ansia la siguiente entrega de este "folletín"

Un saludo, Txomin.