lunes, 27 de octubre de 2008

El Broche (parte III)

Tocó el broche con sus manos y comprobó que seguía prendido en su toquilla…..

María continuó un largo rato escribiendo hasta que hubo terminado su relato, al que había encontrado un final sorprendente. Lo tituló “El broche”. Cogió sus folios y se fue a entregarlos a la revista. Aunque el plazo de entrega estaba a punto de expirar, debía pasar por la copistería para hacer un par de copias para ella. Así que salió a toda prisa, pero, al atravesar el puente, resbaló y al apoyarse en la barandilla para no caer, soltó los folios que volaron por los aires y uno a uno cayeron al río irremediablemente.
Regresó a casa con un profundo dolor por lo ocurrido, y con la rabia de haber visto destruido su trabajo de tantas horas, en unos instantes. Ni siquiera tuvo valor para asomarse en la barandilla, e hizo mal, porque si lo hubiera hecho hubiera visto cómo un hombre de mediana edad, que paseaba por la orilla del río en ese momento, al ver caer los folios al río, se acercó y los cogió uno a uno, ayudándose con su bastón, y los puso a secar. Por fortuna había llegado a tiempo, y apenas estaban deteriorados. Cuando estuvieron secos, los guardó en una bolsa y se dirigió a su casa.
María pasó muchos días sin poder escribir, envuelta en una vida aburrida y hastiada por todo. Había puesto demasiadas esperanzas en la publicación de su relato y necesitaba tiempo para recuperarse de su decepción. Pero un día ocurrió algo inesperado. ´
(Próximamente el desenlace)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo siento, no me está gustando nada. Pienso de verdad que esta historia tenía un inicio y un final cuando pusiste el primer post. La has ido alargando y modificando para que no pensáramos que la idea del relato era solo aquello que escribiste y ahora, aunque le has dado la vuelta para no terminar la ridícula historia que estabas intentando mantener con vida cuando esta ya agonizaba.

Realmente, te va a quedar una historia apañadita, pero para los que leímos la primera entrega vemos que no has sido sincera contigo misma, ni con los lectores y deberías haber asumido que sacaste una historia típica y ya muy oída como cuasi-original tuya y nunca deberías haberla intentado alargar para salvaguardar tu orgullo.

Es una pena porque algún otro relato tuyo me había gustado.

Espero sinceramente que cuando termines de darle el tiro de gracia a este engendro de historia llamado "El broche", empieces un nuevo relato, esta vez mejor pensado y planificado e intentes sorprendernos.

Se que tiendo a ser demasiado crítico y mis palabras igual te molestan, pero yo también soy directo como tú en mis comentarios.
Espero no te ofendas.

Un saludo

Txomin.

Sofía Campo Diví dijo...

Te repites un poco Txomín, deberías ser más original y exponer ideas nuevas, ya que te empeñas en comentar. Si no te gusta mi relato, nadie te obliga a leerlo ni a comentarlo. Estás de invitado en esta casa y deberías ser más cortés. Se puede decir lo que se piensa pero si lo dices con elegancia quedas mucho mejor. Puedes pensar lo que quieras de la historia, eres libre de ello, pero si soy sincera conmigo misma y con los lectores, solo yo lo se y tampoco importa porque éste no es un tema se sinceridad ni de orgullo, como dices. Se nota que no me conoces. Y si no quieres no te quedes a presenciar el tiro de gracia, sería un poco masoca.
Y no me molestan en absoluto tus comentarios, al revés, me gusta conocer opiniones. La literatura hay que vivirla, pero si no lo haces es normal que surjan críticas, como la tuya, totalmente subjetivas; es como si yo me pusiera a opinar de física o química, seguro que me aburriría soberanamente y haría críticas parecidas o peores, te lo aseguro.
Por cierto ¿no ibas a venir este finde a comer pelotillas?. Un saludo sin acritud.