domingo, 1 de junio de 2008

¡Felicidades Papá!


Tenía ocho años y le tocó vivir una época cruel de la historia de España, la guerra civil. Pero él ya sabía de dificultades mucho antes de todo esto. Su madre murió cuando el tenía tan solo dieciocho meses, se crió con su padre y un hermano ocho años mayor que él. Pero la vida, tan difícil por aquellos años, le convirtió en un niño diferente, si es que se les podía llamar niños en aquel momento, niños que se despertaban con el ruido de las bombas, con el miedo de los fusilamientos, con el horror de ver casas destruidas, de saber cómo morían personas que le eran cercanas, de ver cómo escaseaba lo más necesario y casi no había nada para comer. Para el desayuno, con suerte, unas sopas de ajo, porque la leche era un bien escaso y había que alimentarse como se podía y gracias. Para comer, los pucheros que guisaba su padre. Para jugar....¿quién ha dicho que hubiera tiempo para jugar?....en todo caso sus juegos eran muy diferentes: vender periódicos para ganarse unos reales, ir al cuartel a por pan negro, que era todo un manjar dadas las circunstancias. Y solo tenía ocho ....nueve....diez años.
Y pasaba el tiempo unido a las penalidades de la guerra y posteriormente de la post guerra . Y seguía creciendo.....a los once años era todo un hombre. Le ayudaba a su padre, que tenía una fábrica de salubrina en Jaca, estando al cargo de unas cuantas mujeres que trabajaban allí. Ya he dicho antes que en aquella época no había niños. En todo caso no eran niños como los de ahora. Y con su mirada de niño-hombre caminaba por las calles y soñaba con un mundo mejor. Y consiguió un mundo mejor, por el que luchó con tenacidad y constancia, levantándose cuando caía y mirando siempre de frente. Y con su ejemplo enseñaba a luchar a cuantos tenía cerca. Comenzó la vida luchando y las penalidades de su niñez puede que le marcaran algo el carácter, convirtiéndole en una persona con autoridad, acostumbrada a discernir los problemas y ejecutar las soluciones con claridad.
No digo que fuera un dios ni un hombre perfecto, porque no hay nadie perfecto, pero en cada momento obró de acuerdo con lo que creía y luchó por ello, enseñándonos esta actitud a cuantos estábamos cerca de él. Si, digo bien, "estábamos y estamos con él" porque este hombre cumple hoy 79 años, y , aunque la vida le ha producido muchos sufrimientos, también le ha dado la satisfacción de educar nueve hijos y comprobar que sus enseñanzas no han caído nunca en saco roto. Porque nos ha visto crecer, hacernos hombres y mujeres, nos ha visto caer y levantarnos de nuevo, en definitiva nos ha visto luchar, como él, para conseguir un mundo mejor. Y, como un árbol se yergue majestuoso en un bosque, del mismo modo se yergue entre los suyos dando muestras siempre de su sabiduría, amasada con el paso de los años entre penas y alegrías.
Desde este blog propongo un brindis de cariño por este hombre que tengo la suerte de que sea mi padre. ¡Felicidades Papá por tu 79 cumpleaños! y porque lo sigamos celebrando por muchos años.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades a tu padre, la historia me ha recordado a los míos, mi padre ya fallecido y mi madre en la actualidad con casi 93 años en la residencia de ancianos de Zuera.
No querría que pensaras que te dejo los enlaces para que visites mi blog, pero es la vida de mi padre y como tu dices eran otros tiempos
Mis escritos no son como los tuyos, pero, creo que al igual que tú pongo mi corazón en ellos.

La vida de mi madre fue bastante peor con 10 ó 12 años se tuvo que hacer cargo de 6 hermanos menores, sus padres habían fallecido, estuvo mucho tiempo sirviendo en Madrid en una casa de escritores, viajó bastante con ellos, siempre de chacha, hasta que conoció a mi padre. Por cierto ha sobrevivido a todos sus hermanos menores.
Un abrazo.