lunes, 7 de julio de 2008

No sabemos nada de ..... (relato)

Muchas veces ocurre que durante años hemos estado cerca de alguien, y sin embargo a la hora de preguntarnos qué sabemos de él, enmudecemos. Pasamos por la vida de la gente sin ni siquiera averiguar cómo vive esa gente, cómo sueña, cómo trabaja, cómo sufre, cómo goza. Y un buen día, de repente, la recordamos (para entonces han podido pasar cincuenta años) y algo se derrumba dentro de nosotros, al comprobar que no sabemos nada, que no hemos aprendido nada sobre ella , que la hemos tenido durante tantos años dentro de una burbuja, aislada del mundo, pensando que ni sufría ni padecía, ni soñaba, ni sentía, igual que las piedras del camino, que no se inmutan al ser pisoteadas, porque pensamos que están para eso, para sufrir el ataque inmisericorde de nuestra pisadas.

Y seguramente es alguien cercano, pero hemos dejado pasar la vida, sin percatarnos de su presencia, igual que un objeto que permanece quieto junto a nosotros. Y un buen día le vemos de manera diferente al comprobar que está allí, de pie junto a nosotros observándonos. Quizá lleve observando toda la vida, que ha permanecido ignorado por nosotros. Quizá lo sabe todo de nosotros, sabe qué somos, qué deseamos, cómo sufrimos y cómo gozamos. Es posible que sepa que le hemos ignorado durante todo el tiempo, y a pesar de todo ha seguido allí, en pie junto a nosotros, esperando el momento de que volviéramos la vista y descubriéramos su presencia ignorada. Y le miramos, como si fuera la primera vez; en realidad es la primera vez que le vemos.
Qué egoístas somos a veces, que necesitamos toda una vida para descubrir que hay gente a nuestro lado que piensa, siente, goza, sufre y sueña......y que es posible que nos esté observando, sin reprocharnos la indiferencia con que "no le vemos, aunque le miramos......"

6 comentarios:

Prudence Cohel Smith dijo...

Es interesante ser la persona que observa a alguien, pensando que tal vez una vez me descubra, bueno... Tal vez nunca.

Saludos!!!!

Ligia dijo...

Tienes razón, Sofi. A veces somos egoístas. Debemos abrir los ojos a los que tenemos alrededor y descubrir sus sentimientos como probablemente ya lo tengan hecho. Abrazos

Carlos LABARTA dijo...

Muy buena observación. No sólo debemos observar a quien nos acompaña, observar en el sentido más hondo de que podamos dotar a la palabra, internándonos en el ser al que amamos, física, afectiva y cariñosamente, aunque sólo sea por el mero hecho de compartir para aprender y proseguir el camino.
Un saludo

Anónimo dijo...

Cómo me gustaría pensar que hay alguien a mi lado que está esperando a que yo me dé la vuelta y le descubra.

Anónimo dijo...

Normalmente suele ser al revés.

Vivianne dijo...

Por naturaleza somos egoístas y un tanto egocentricos, y nos damos en la cabeza cada vez que notamos que hemos sido indiferentes y arrogantes a quien quizas toda la vida nos ha dado todo, es una reflexión intima que da para mucho, no hay que obviarla.