Anécdota de un despistado por San Valentín

Me contaron hace poco una anécdota algo graciosa, ocurrida en el día de San Valentín, que produjo en mi una carcajada estrepitosa.

Ocurrió que mi amiga Lara, que nunca había regalado nada por San Valentín, por aquello de no seguir el juego a los grandes almacenes, pasó por delante de una tienda tipo pequeña pyme y se dijo a si misma "¡qué narices, este año voy a hacer un regalo a mi pareja por San Valentín!" y tal como lo dijo lo hizo. No habían pasado ni cuatro minutos, que ya tenía su regalito en el bolso.

A la hora de comer esperó el momento oportuno y aprovechando que su compañero se levantó de la mesa, para buscar una botella de vino, se dirigió hacia su bolso, sacó el regalito y se lo dejó en el asiento de la silla.

A los pocos minutos, cuando él llegó y lo vio, lo cogió apresuradamente, con cara de admiración (cosa que dejó perpleja a Lara, porque no entendía la sorpresa que se había llevado su amigo), pero la sorpresa se la llevó ella, cuando escuchó la frase, que su amigo dijo, con toda la espontaneidad del mundo:" ¡vaya sorpresa que me he llevado, y lo que más me gusta es, que me hayas regalado algo sin venir a cuento!". Los ojos se le abrieron a Lara como dos enormes platos, y sin darle tiempo a pensar, su amigo continuó diciendo: "¿por qué hoy no es nada ¿no? ¿no es S.Valentin?". Y como si un resorte le hiciera reaccionar de repente, encendiendo una lucecita en su cerebro terminó su frase:"¿o sí?

Lara comenzó a reír a carcajadas, mientras observaba la cara, que se le había quedado a su pareja, una mezcla entre sorpresa y tierra trágame. Todavía deben de seguir riéndose del chasco y Lara, que por supuesto no tuvo regalo de San Valentín, cada vez que tiene que vengarse de él por algo, cuenta esta anécdota, que ya ha levantado miles de carcajadas.