Dicen que la capacidad de reírse de uno mismo marca el estado de autocontrol de las propias emociones. Pero qué ocurre cuando esas emociones se apoderan del ser humano y lo convierten en un ser diferente de como es.
Quien es capaz de reírse de sí mismo, es alguien seguro de sí, conocedor de sus limitaciones y ante todo libre. Sólo la libertad puede permitirnos afrontar la vida con esa ironía, que nos hace todo más comprensible y llevadero. La libertad únicamente es la que ignora el "qué dirán" y nunca dejar de hacer lo que debe.
2 comentarios:
Yo me rio mucho de mi mismo,motivos no me faltan,es que soy un comediante involuntario.
Las personas que no piensan en el qué dirán viven más libres, más despreocupadas, y también sufren mucho menos.
Quienes viven en pueblos pequeños, lo tienen un poco más difícil, aunque lo esencial no esté en esto, sino en uno mismo.
Besos
Publicar un comentario